Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

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SEGUNDA ETAPA

domingo, 8 de mayo de 2011

La antropología aplicada, la medicina tradicional y los sistemas de cuidado natural de la salud. Una ayuda intercultural para los padecimientos crónicos. Applied anthropology, traditional medicine and systems of natural health care. Intercultural remedies for chronic disorders. Alfonso J. Aparicio Mena

Introducción
Desde la óptica de uno de los sistemas terapéuticos más antiguos del mundo, la medicina tradicional china, los males se entienden como imágenes clasificables según un esquema bipolar de ordenamiento del mundo y de los fenómenos (1). Así, en el sistema tradicional chino, hablando de manera básica y general, las desarmonías (2) y alteraciones se pueden clasificar, por su duración, por la intensidad de sus manifestaciones y por el modo de vivirlas, en: agudas y crónicas. Teniendo en cuenta que la terapéutica oriental prefiere hablar de enfermos más que de enfermedades, no existe un catálogo amplio, como en Occidente, que defina desequilibrios concretos (manifestaciones, expresiones patológicas a la occidental) susceptibles de ser observados en toda la población. Se habla más bien de síndromes o categorías amplias en las que podemos incluir los males observados individualmente, correspondientes a procesos básicos y principales en el funcionamiento del cuerpo (3), alterados, cuyas expresiones patológicas (en la forma de clasificar y entender occidental) pueden ser muy diversas. Por esa razón prefiero hablar de: "personas con padecimientos crónicos", mejor que de: "enfermedades crónicas" (expresión menos antropológica). Los sistemas terapéuticos tradicionales se dirigen a las personas, no a sus males. Tienen muy en cuenta la opinión que de sus problemas dan los que los padecen.
La antropología que estudia la salud reconoce la realidad variada de las concepciones, imágenes y representaciones de los males (según las culturas y las individualidades) así como los distintos sistemas terapéuticos surgidos a lo largo y ancho del mundo y de la historia. La medicina convencional, occidental, científica, impuesta hoy en todo el mundo, se puede compaginar con las medicinas tradicionales (dependiendo de la cultura en la que nos situemos) dentro de programas o planes concebidos desde la antropología aplicada a la salud. La antropología teórica estudia, analiza, expone. La antropología aplicada propone soluciones e intervenciones. La antropología resulta una ciencia armonizadora de tendencias culturales distintas: interlocutora, bisagra de sistemas y modos diversos de entender y conseguir el bienestar.
Dentro de las medicinas tradicionales y modos de cuidado natural de la salud, las formas de abordar el estudio y las propuestas de ayuda para quienes sufren desde hace largo tiempo problemas físicos o psicológicos son diferentes a las propuestas hechas para quienes padecen males agudos. Los problemas crónicos se entienden, en la visión tradicional, como males instalados en el interior de la persona. Para llegar a donde están ha sido necesario tiempo. El presente y el futuro del llamado "enfermo crónico" se hallan ligados a numerosos factores, no sólo a la evolución del mal específico que padece, y a las medidas de corrección puestas en práctica. La medicina tradicional y los sistemas naturales abordan la ayuda y la atención cuando el enfermo las reclama, teniendo en cuenta cuál es la relación de la persona con el medio: natural, social y cultural. 
Para entender y solucionar el problema endémico de la malaria en Cerdeña, en la obra de Peter Brown (1988) se propone, desde la antropología, conjugar distintas ópticas y recursos, incluidos los modos de ver el bienestar y las terapéuticas locales. 
Desde la antropología aplicada a la salud se va a tener en cuenta no sólo lo observable y cuantificable de la desarmonía crónica sino también la experiencia narrada por quienes la padecen. Las adaptaciones y modificaciones de ayudas y planes se van a hacer conforme a datos biológicos, opiniones de los profesionales de la salud, observación, aportaciones de los propios enfermos sobre su relación vivencial con el entorno (físico-natural, social y cultural) y opiniones de terceros. 
La proximidad en los planteamientos teóricos de la antropología y de la terapéutica tradicional-natural (concepción amplia de salud, como un todo relacionado y en equilibrio) hace posible la compaginación de métodos de ambas en la comprensión y aporte de ayuda para personas que tienen alteraciones relacionadas directamente con la percepción y vivencia del propio mal, es decir, con la cultura.
La visión global del mal y de la persona enferma en la medicina tradicional china o en la medicina tradicional mexicana llevan a la especificación de los males como una experiencia individual. Los condicionantes de cada cual, ligados al factor tiempo, hacen que sean analizados los casos teniendo en cuenta las singularidades de las personas. Este principio, característico de las medicinas tradicionales y de los sistemas de cuidado natural de la salud, casa con uno de los pilares de asiento de la ciencia antropológica que es el reconocimiento de la diversidad (diversidad de expresiones individuales de las dolencias). 
Las personas soportando largo tiempo un problema de salud conviven con un sufrimiento físico y moral. El tiempo les "pesa". Pueden vivir, pero "arrastran una cadena" de dolor, en muchos casos "soldada" a ellos mismos. Un problema crónico es aquél que no se ha solucionado y que continúa. Los recursos terapéuticos aportan ayudas diversas y variadas, dependiendo no sólo del recurso sino de quien lo recibe y gestiona; y de cómo se proporciona. La antropología aplicada a la salud, por principio, es capaz de variar y readaptar constantemente sus visiones y propuestas. Las medicinas tradicionales y los sistemas naturales del cuidado de la salud aportan las ayudas estimadas para que la persona encuentre su equilibrio (4), adaptándose a los cambios permanentes del ambiente, de la enfermedad y de la relación del enfermo con su mal y con su entorno. Llevados a la práctica, estos presupuestos proporcionan la posibilidad de afinar y ajustar las correcciones y ayudas a la circunstancia y momento que vive el enfermo crónico.  

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