Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

(Queda prohibida la reproducción de textos e imágenes del blog sin la aprobación expresa de sus autores o de los directores del blog)

SEGUNDA ETAPA

sábado, 10 de mayo de 2014

Etnozoología. Algunos aspectos de etnoveterinaria.

Por: Alfonso J. Aparicio Mena.

Entendemos por etnozoología el conjunto de referencias de experiencia y saberes relacionados con los animales, que, estrechamente relacionados (aquéllos) con sus culturas y tradiciones, nos ofrecen los miembros de distintas colectividades a lo largo y ancho del mundo (en el presente) y a lo largo y ancho de la historia. Tales referencias y comunicaciones son construcciones discursivas resultantes de las interacciones humanos-animales introduciendo elementos culturales y emocionales en el proceso que va desde las  puras captaciones sensoriales hasta la fabricación final de la representación mental comunicable o comunicada (hecha "palabra"). Así pues, sería etnozoología el discurso o la narración sobre animales de un lugareño de cualquier cultura o lugar del planeta tanto como el discurso científico de un biólogo. La ciencia es un logro cultural más y, desde una óptica no evolucionista, no lineal ni unidireccional  (óptica no etnocentrista), representa una manera de explicar el mundo y las cosas, distinta de la manera zapoteca en Oaxaca, de la manera cantonesa en Asia o del modo de ver y explicar el mundo y las cosas de los bosquimanos del Kalahari.



 
Los modos de entender y atender en salud y bienestar animal serían, por su parte, aquello a lo que hemos denominado etnoveterinaria. Es decir, se trataría de acercamientos comprensivos en salud-enfermedad de los animales y consiguientes acciones e intervenciones humanas reequilibradoras, curadoras; en definitiva, restablecedoras del bienestar en los animales. Cada cultura del presente tiene sus tradiciones al respecto. Cada cultura histórica también. Modos de atender y curar que se perdieron, modos que se siguen usando, transmitiéndose a través del vehículo de la oralidad, modos que se aprenden en la Universidad. Todas esas maneras de entender y atender en salud animal tienen como primer objetivo los animales domésticos o salvajes (por distintos motivos); y muchas de ellas tienen como objetivo final el bienestar de los seres humanos. En el pasado en nuestras tierras de Castilla y León, el cerdo era una de las bases de sustento de la familia, si no la base. Era necesario que estuviera bien él para que, a través de su aporte alimenticio, no sólo estuvieran bien los humanos sino que pudieran continuar subsistiendo. Gracias a ello estamos algunos (o muchos) aquí ahora.
Mi madre, ya fallecida, me contó muchas cosas de la familia y de la comarca (Cerrato palentino). Esas cosas no aparecen en los libros salvo ciertos detalles estudiados por antropólogos, como en otros lugares. Me relató que en cierta ocasión, ella y una prima dieron de comer algo nocivo a las gallinas. Éstas, empezaron a marearse. Mi bisabuela, que las vio, reaccionó inmediatamente. Mandó a las niñas coger tijeras, aguja e hilo. La abuela les abrió el buche y sacó la porquería, lavando la zona inmediatamente. Luego las cosió y al instante ya estaban picoteando por el corral. Ninguna falleció. Antes de que el hilo pudiera romperse o deshacerse, la abuela se lo quitó quedando las gallinas, según mi madre, perfectas.  Como es lógico, mi abuelo se enteró, castigando a mi madre y a mi tía. Según mi madre, el castigo no fue severo sino más bien una manera de entender que ciertos comportamientos no hay que tomarlos a la ligera. De pequeños nos dijeron: "no juguéis con las cosas de comer". Tal vez eso se extendía a los animales domésticos aportadores de alimentos.



 
No hace mucho, trabajando en un proyecto interdisciplinar de Etnozoología para la salud humana con los profesores e investigadores: José Antonio González y José Ramón Vallejo, tuve que escribir sobre los simbolismos asociados a determinados procedimientos tradicionales etnoveterinarios en la prov. de Salamanca. Me llamaron la atención unos que señalaban la necesidad de revolcarse las caballerías en suelos pisados habitualmente por ovejas o en establos de ovejas, para problemas de empacho en caballos y mulos así como para la prevención de dichos problemas. Cuál fue mi sorpresa cuando, simultáneamente, observé a mi propio caballo hacer tales cosas. Lo había visto alguna vez pero no lo había asociado a ningún conocimiento tradicional porque un servidor no tenía idea. Me interesé y pregunté a gente mayor del campo. Me dijeron que si las caballerías compartían espacio con las ovejas, los caballos se revolcaban frecuentemente en ese suelo de forma espontánea. Si no, en caso de necesidad se les podía llevar a un lugar así obligándoles a tumbarse y revolcarse. Lo cierto es que, a fecha de hoy, mi caballo y una yegua con la que convive, pese a su glotonería, nunca han tenido problemas digestivos.
El antropólogo no juzga, no debe juzgar, los hechos que estudia o las referencias que le dan. Las explicaciones de los locales tienen valor por sí mismas dentro del contexto específico de saberes tradicionales y populares del que provienen.
No se puede mezclar agua y aceite. Es ridículo intentar valorar conocimientos populares a la luz de la ciencia por ejemplo. Cada cosa pertenece a su contexto y hemos de acercarnos a su comprensión dentro de dicho contexto.
En la actualidad, dentro del apasionante mundo del caballo, por ejemplo, hay varias corrientes de pensamiento para encauzar la doma y otros aspectos de la equitación, Incluso los cuidados y atención de los equinos. Tenemos la línea llamada clásica, líneas locales con variantes y matices autóctonos y mixtos y líneas naturalistas que derivan de "filosofías" de relación con los caballos provenientes de pensadores, etólogos o criadores que consideran la necesidad del respeto máximo al caballo, intentando "pensar" como él para lograr una relación humano-equino satisfactoria y respetuosa. Como hemos dicho antes, aquí no estamos para comparar o valorar, y además, ¿en relación con qué modelo de comparación?, cuando todas las líneas nombradas tienen igual derecho a existir y desarrollarse. Es cuestión de elección del interesado en este mundo; por supuesto condenando enérgicamente todas las maneras de adiestrar con el miedo y la violencia. Pues bien, en cada caso se siguen modos diferentes de entender y atender en relación al bienestar de los caballos. Hay veterinarios que apoyan más unas líneas que otras. Como experiencia personal diré que mi caballo se vio aquejado de "arestines" (infecciones por bacterias y hongos en las cuartillas). Utilicé medios convencionales y limpieza local con soluciones jabonosas determinadas de acuerdo con los consejos de mis veterinarias. Las infecciones mixtas de hongos y bacterias bajaban de intensidad pero volvían con más fuerza. Finalmente opté por la homeopatía con óptimos resultados.
Fue mi caso pero opino que no se pueden generalizar como recomendaciones-protocolo las experiencias positivas de alguien. Es necesario siempre un diagnóstico individualizado. Cada caso contiene elementos (propios del animal, ambientales, costumbres de sus propietarios, alimentación, horarios, etc.) particulares cuya confluencia genera una circunstancia diferente de otra que el veterinario sabrá atender debidamente; o el etnoveterinario tradicional. No creemos que los remedios etnoveterinarios locales ensayados desde hace siglos y que dieron resultados favorables tengan que ser analizados por la ciencia. La ciencia aporta sus soluciones, igual de válidas y buenas dependiendo de la circunstancia y el caso así como de los criterios de los buenos veterinarios; y las tradiciones curativas locales las suyas. Como dijimos antes, cada cosa hay que entenderla dentro de su contexto sociohistóricocultural y local. Nos dicen algunos que se pueden conjugar unos y otros saberes y sistemas, con inteligencia, conocimiento y prudencia. Buena sugerencia a nuestro modo de ver.
En algunos foros de Internet, las comunidades que se relacionan alrededor de un tema y objeto de interés zoológico-etnozoológico común exponen opiniones variadas de los aficionados. Se suele cometer el error de pedir ayuda sin más; y, peor, de dar recomendaciones basadas en experiencias propias. Creemos que se deben aportar referencias de experiencia sin dar a entender que dichas informaciones van a solucionar los casos para los que se pide ayuda. Las ayudas hay que buscarlas personalmente en los profesionales veterinarios y en aquellos que, disponiendo de probado conocimiento tradicional, puedan ser de ayuda individualizada. En cualquier caso, limitar los medios agresivos de cualquier tipo si no son estrictamente necesarios, opinamos.
En el área donde vivo (Cerrato palentino), me han narrado bastantes modos y procedimientos tradicionales locales de atención a los animales domésticos (ovejas, caballerías, gallinas, conejos, etc.). También en la provincia de Salamanca. Una gran parte de esos modos se basan en los resultados de sus aplicaciones lo cual se acompaña también en las trasmisiones orales apoyando su uso con el tiempo. Existen modos y procedimientos que llamaríamos naturalistas como por ejemplo echar agua fría o fresca en la herida que se hace un mulo al cocear un objeto punzante y rasgarse la piel de la pata; modos y procedimientos relacionados con simbolismos locales (de creencias) como por ejemplo rezar varias avemarías para que la oveja para bien; y modos mixtos en los que se conjugan ayudas de plantas con momentos o lugares cuya influencia no física se supone beneficiosa para el animal.
Los partidarios de la doma natural con una personalidad fuerte llegan a ser capaces de tranquilizar y hacer que se acerque un caballo terrible y peligroso en tres-cuatro días. Lo hemos visto con nuestros propios ojos. Esas personas reducen el estrés y las tensiones de los equinos favoreciendo las interacciones con ellos. Algunos profesores de equitación nos han dicho, sin embargo, que no todo el mundo puede hacer eso, o hacerlo tan rápido; sólo personas muy fuertes interiormente, con una fortaleza que los caballos perciben y que respetan. El común de los mortales tiene que acercarse paulatinamente, con prudencia afianzando su seguridad a medida que gana terreno. Los naturistas de los caballos nos han dicho que es en esa relación equilibrada de respeto y equilibrio en la que cada uno tiene su lugar donde se basa el bienestar y la buena disposición de los caballos. Y consecuentemente el éxito y el disfrute con ellos.
Nos señalan que esa idea se extiende a todos los animales, los perros, gatos, pájaros, etc. El sometimiento al humano sin concesiones no sólo genera dolor interior y baja de defensas en los animales con los que se convive sino también conductas potencialmente peligrosas para los humanos, o para otros animales, por miedo o por recelo.
Con mucha de la gente con la que hemos conversado coincidimos en que existe una mayor sensibilización de la sociedad hacia los animales de compañía. Resta el oscuro ámbito del sacrificio, necesario para la mayoría de los preguntados, sobre todo por las necesidades de alimentación del humano, que es omnívoro. Algunos naturalistas vegetarianos, incluidos profesores de la universidad con quienes he conversado, consideran el sacrificio alimenticio como una muerte gratuita tan condenable, en su opinión, como las muertes de los toros en las corridas, la del zorro en la tradición de caza inglesa o las de la caza llamada deportiva.
Y concluimos este breve apunte etnoveterinario recordando que nosotros no damos respuestas sino que congregamos las opiniones que sobre un tema nos proporcionan nuestros entrevistados, añadiendo también como observadores participantes las nuestras propias previamente señaladas como tales.
La etnoveterinaria tradicional ha decrecido en nuestros espacios rurales olvidándose y perdiéndose muchos de los remedios para animales domésticos porque tampoco hay ya una gran cantidad de esos animales en cuyas espaldas descansaba la vida y el futuro de las familias en época de nuestros padres/abuelos.


-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Dedico este artículo a mis hijos para que los saberes y anécdotas de nuestros abuelos lleguen a sus descendientes. Los animales son seres con derechos que debemos respetar. Es un placer compartir la vida con ellos. SON PARTE DE NUESTRA IDENTIDAD.

Un agradecimiento especial a Fernando y familia (Villaconancio) así como a personas del mundo del caballo en Palencia con quienes hemos hablado, cambiado impresiones y de las que hemos aprendido.