Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

(Queda prohibida la reproducción de textos e imágenes del blog sin la aprobación expresa de sus autores o de los directores del blog)

SEGUNDA ETAPA

"LA VISIÓN DE LOS ANIMALES" (Etnozoología, antropología de los animales)

Autor: A.J.A.Mena

No resulta fácil al antropólogo el acercamiento comprensivo a realidades culturales distintas de la nuestra (de cada uno) o a aspectos y particularidades de aquéllas. Hemos de diseñar un plan desde la etnografía con el que obtener lo que Clifford Geertz llamó "vasta etnografía". Conviene incluir lo que se denomina: perspectiva émic y étic y la experiencia de investigación (OP, observación participante). Lo obtenido es una aproximación a lo que es o una interpretación de lo que nos informan los protagonistas de las culturas y tradiciones estudiadas, si hacemos caso a Hans G. Gadamer. Si a todo ello unimos: a) que la "realidad" humana o, mejor, "realidades"humanas es/son algo en continuo cambio, transformación y adaptación a cada presente histórico; y b) que, en opinión de bastantes estudiosos, la "realidad" o una parte esencial de ella, la vivida, se crea en/con el lenguaje y la comunicación, la conclusión parece clara: conocer completamente a los demás en su reflejo cultural es una "ilusión". Hemos de conformarnos con un conocimiento relativo con el que fabriquemos "clones" culturales en nuestra convención que luego difundiremos.
Bien, pues si tan complicado parece "conocer al otro" (humano), ¿qué nivel de complicación tendrá "conocer al otro" (especie animal distinta de la humana), sobre todo si ese otro no fabrica "culturas"? 
Podríamos decir que "cultura" es una característica de la expresión y de la relación humana, un "software" básico de funcionamiento en las interacciones con el entorno (social y natural/artificial). Los animales de otras especies también poseen "software" básicos de funcionamiento en las interacciones con el entorno. De hecho, es lo que permite que los llamados seres vivos nos diferenciemos de los llamados seres inertes. Al hablar de esto tenemos que decir que estamos siguiendo una convención, la llamada occidental científica, tecnológica y racionalista. En convenciones culturales diferentes se pueden contemplar como "seres vivos", espacios y objetos naturales por verse "animados" por "espíritus", "energías", "seres" o lo que aquí hemos denominado "software", como los que "animan" a animales y humanos.
Saber qué "piensa" un león o un caballo, por qué actúan de tal manera, etc., nos lo quieren explicar algunos estudiosos y especialistas trabajando dentro de la investigación naturalista. En antropología, un buen antropólogo nunca explicará la cultura o la parte de ella que estudie. Eso lo dejará para los protagonistas (originarios) de tales culturas, por ética y, verdaderamente, porque no sabe. ¿Cómo podemos entonces explicar a seres a los que ni siquiera podemos acceder porque nos separa el abismo de las diferencias entre especies? Podemos hacer, en mi opinión, un acercamiento comprensivo dentro del espacio de confluencia sensorial. Más allá, hoy por hoy, estimo que no se puede (o no se debe). Sin embargo, se va. 
Ahí entramos ya en el terreno de lo etno, de las interpretaciones humanas de los animales, de sus comportamientos, de sus formas de vida, de sus "pensamientos", miedos, satisfacciones, modos de alimentación, relaciones de especie, reproducción, formas de "ver" la muerte, etc.
En mi opinión, considero que toda referencia a los animales, que todo discurso hablando sobre sus conductas y modos de vida, que toda "explicación" zoológica son etnozoología; es decir, interpretaciones humanas dependiendo de las convenciones culturales. Así, un biólogo de la universidad señalará que los caballos, al ser presas, reaccionan o pueden hacerlo ante cualquier atisbo de peligro, corriendo o poniéndose en guardia a la defensiva, porque en el pasado remoto, la alerta permanente y el "miedo" eran el estado natural de su actitud en un entorno lleno de depredadores sigilosos y mortíferos. Tal hecho quedó "grabado" al instinto en los genes de la especie y miles de años después, hoy, un caballo que pasta aparentemente tranquilo, en verdad está siempre alerta ante lo que pueda ocurrir o quien pueda acercarse con intenciones de agresión o depredación. 
Eso es etnozoología que sigue la convención occidental científica. 
Un mixe o un zapoteco de Oaxaca, por ejemplo, siguiendo sus convenciones culturales explicarán que lo que le ocurrió a mi gato Blacky fue que enfermó de "susto" cuando el pobre, un buen día y sin saber por qué, dejó de comer y se sumió un un decaimiento poco frecuente. Lo cierto es que eso fue lo que me dijeron mis amigos originarios. La explicación del veterinario fue otra, como es lógico. Pero no estamos aquí para decir qué explicación es "correcta" y cuál no; entre otras cosas porque no podemos mezclar dos líneas culturales diferentes. Si alguien hablando en francés se enzarza en una conversación con otro hablando inglés ninguno entenderá (si no conoce los dos idiomas) lo que el otro dice. No habrá tal conversación sino dos monólogos paralelos o dos intentos de conectar con el otro sin éxito. Ya ustedes saben por qué. 
Si consideramos "verdadera" la explicación del veterinario de Blacky estaremos practicando ese "deporte" llamado etnocentrismo. Si consideramos "verdadera" de manera transcultural la explicación de mis amigos originarios de Oaxaca haremos también un ejercicio de "gimnasia dialéctica etnocentrista". Las dos son válidas, dos maneras diferentes de ver que el gato estaba mal; dos maneras diferentes de explicarlo y dos maneras diferentes de proponer una atención y/o curarlo. La variedad cultural enriquece y nos acerca a fenómenos como la interculturalidad y multiculturalidad, bien diferentes de globalización. Y, ni interculturalidad ni multiculturalidad ofenden a, llamémoslo, uniculturalidad que es la manera natural del progreso de cada pueblo.
Si escuchamos a algunos veganos, por poner otro ejemplo, su nivel de interpretación de los animales es muy etnozoológico. Dicen conocer lo que nuestros amigos no humanos "piensan", y explican (?) lo que sienten como si de colegas del barrio se tratase. Llevado al extremo; es decir, que lo que ellos dicen es lo que es (según ellos), también supone un ejercicio de etnocentrismo. 
Es etnocentrismo cualquier explicación que, estableciendo o admitiendo una gradación cualitativa de culturas, considera una por encima de las demás y, además, la considera como referente universal. Es el caso de la mayoría de las religiones, sin ir más lejos.
En relación con las opiniones sobre los animales desde la ciencia, todo antropólogo sabe que el llamado "evolucionismo" solo es un modo de explicar el mundo y las cosas, fruto de una convención cultural concreta; por desgracia, impuesto por el poder de un grupo dominante, el llamado: occidental convencional. Estamos hablando de evolucionismo desde el punto de vista del progreso humano. Sus partidarios siguen considerando que hay un único progreso que es el dictado por la ciencia. La ciencia, ciertamente, es un gran logro, es maravillosa pero es una consecución cultural más dentro de una sociedad con unas características concretas y una historia propia, ahora extendida a todo el mundo gracias al colonialismo de los siglos precedentes y a la globalización actual. Los partidarios de ese evolucionismo hablan de los grupos humanos del pasado (de cualquier lugar del planeta) como sociedades en fases de desarrollo precientífico, mezclando churras con merinas, manzanas con peras, tradiciones de colectividades diversas que jamás tuvieron contacto y que nunca tuvieron los mismos previos históricos y culturales. Al hablar de evolucionismo aquí, no nos referimos a la evolución de las especies, tema sobre el que hay estudiosos a favor y en contra (lo cual resulta al antropólogo un objetivo atractivo para investigar). Hableremos de esto más adelante. 
Según los partidarios del evolucionismo cultural, hay sólo una línea de progreso en la cual convergen, o tienen que converger (¿por arte de magia?) todos los pueblos del mundo. En realidad, señores nuestros, no existió, ni existe, ni existirá ninguna línea matriz movida por una "luminosa" y "desconocida" fuerza motriz que dirija el progreso de los pueblos y de la humanidad. Cada grupo humano tuvo y tiene (pero hoy es menos pura) su línea matriz sobre la que construyó y sigue construyendo su identidad, progresando y proyectándose en el tiempo de acuerdo con aquélla. Lo "siento" por los evolucionistas etnocentristas. El hecho de que muchas líneas individuales de grupos y culturas se hayan desdibujado y/o medio borrado es una consecuencia del colonialismo del pasado y del poder mediático del Primer Mundo en la actualidad, entre otras cosas.
En este contexto de análisis y desde nuestra postura antievolucionista, entendemos que la explicación del biólogo o del etólogo en relación con quiénes son y por qué hacen lo que hacen los animales, es decir, la explicación científica, es una posibilidad de elección por otros humanos. Pero hay muchas explicaciones fuera de la ciencia, de los animales no humanos, correspondientes a tradiciones no científicas que también son posibilidades de elección.
La conclusión de este artículo es que si bien nos gustaría mucho conocer lo que hay en los animales, lo que hacen, por qué lo hacen, lo que son más allá de lo que se ve en el espacio de confluencia sensorial con ellos, nos tenemos que fastidiar por el momento e imaginarlo. Por otra parte, hipotetizando, si tenemos en cuenta lo más elemental de la dinámica cuántica, igual ni es necesario pues tal vez ni exista una realidad objetiva tal y como la definimos en la física newtoniana. Podemos, si queremos, estar de acuerdo con quienes piensan que la "realidad" se "crea/modifica" en/con la palabra y/o en el acto de observación. 
Por nuestra parte consideramos que todo es interpretación y, en relación con las referencias de/sobre nuestros hermanos animales, todo es etnozoología ya que más que del caballo que está ahí pastando, hablamos siempre del caballo que vemos pastar aunque seamos académicos. Pura antropología de los animales, y no está nada mal sino todo lo contrario. Siempre agradezco al gran Profesor coruñés Dr. José Antonio Fernández de Rota, que ya no está entre nosotros, una observación parecida que me hizo en los cursos de Doctorado cuando hablábamos de un abedul que veíamos al otro lado de la ventana de la clase.
En este epígrafe que inauguramos trataremos, pues, de cómo interpretamos los humanos los animales, desde la visión etnozoológica académica y personal del Doctor Félix Rodríguez de la Fuente hasta la referencia de experiencia de un pastor castellano o la de un chatino del Pacífico oaxaqueño, por ejemplo.
Incluso cabrán las "palabras" de los propios animales, ideadas e imaginadas desde la creación literaria o desde la narrativa oral.
Esperamos que les guste.