Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

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SEGUNDA ETAPA

lunes, 23 de mayo de 2011

EL ENTORNO HUMANO COMO ELEMENTO DE REEQUILIBRIO EN PERSONAS CON FIBROMIALGIA. VISIÓN DESDE LA ANTROPOLOGÍA MÉDICA Alfonso J. Aparicio Mena.

 El siguiente texto corresponde al esquema de diapositivas (power point) de la ponencia titulada como arriba se indica, dentro del III Congreso Multidisciplinar de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica de Castilla y León: "LA VISIÓN DE LA FIBROMIALGIA Y EL SFC DESDE LA FAMILIA, AFECTADOS Y ASOCIACIONISMO" (Palencia. Octubre, 2009).

Desde una óptica antropológica podemos ver-entender los problemas de salud-bienestar como alteraciones y desequilibrios alcanzando la persona al completo, aunque aquéllos se aprecien-muestren especialmente en una o varias partes-facetas de ésta.
De tal manera los problemas tendrían varias dimensiones, más o menos perceptibles: física-biológica, social-comunitaria, mental-emocional y cultural (interrelacionadas).
Homólogamente, desde esa perspectiva la visión de la persona es también natural, social y cultural.
Esto quiere decir que en el acercamiento comprensivo antropológico a un desequilibrio estudiaríamos las interacciones de la persona: a) con el medio natural-biológico, b) con el humano, c) consigo misma y d) con el mundo cultural, de creencias e ideas, observando especialmente las (interacciones) que tengan consecuencias negativas para ella pero entendiendo que generalmente existe una relación de fondo entre todas.

A las informaciones obtenidas con el estudio de las interacciones (estudio que puede ser multidisciplinar y/o intercultural), desde una óptica antropológica se ve necesario añadir la narración de experiencia del sufriente ya que la enfermedad se individualiza en cada uno conociendo, a través de lo referido, la vivencia particular que del mal tiene esa persona.
Llegamos así a la definición de salud/enfermedad como  estados de experiencia comunicables.

Los antropólogos trabajando/investigando en salud se han planteado cómo comunicar correctamente los desequilibrios, las alteraciones y los padecimientos, llegando a diferenciar en lengua inglesa entre: Desease, Illness y Sickness.
Conocidos autores como R. Hahn, A. Kleinmann, B. Good, P. Brown o J. Rush han tratado el tema en sus obras.
A grandes rasgos podríamos establecer:
   a) Situaciones problemáticas; es decir: objetivables. P. e.: un traumatismo accidental o una infección respiratoria estacional.
   b) Situaciones de desequilibrio especialmente vividas. P. e.: una artrosis degenerativa, las alteraciones crónicas.
   c) Problemas sobre los que la actitud de la persona puede influir notablemente. P. e.: la no superación de un hecho traumático concreto.

Tendríamos, pues:
   1. Líneas de estudio y atención de los problemas, positivas (la línea biologista propia de la medicina occidental convencional).
   2. Líneas de estudio y atención de los problemas entendidos como hechos complejos admitiendo el concurso y  la influencia de dimensiones  no sólo físicas o psicológicas sino también sociales, culturales, etc. (etnomedicinas).
   3. Línea de estudio y atención antropológica que valora y puede coordinar aportaciones multidisciplinares e interculturales.

Según el planteamiento anterior, ¿cómo vemos la fibromialgia y dónde la incluimos?
Resumiendo; desde nuestra posición la entenderíamos como un hecho o estado de experiencia comunicable en el que existen alteraciones perceptibles convencionalmente y otras no, alcanzando a toda la persona (por tanto, interrelacionadas), más marcadas en un aspecto y menos en otro; y de naturaleza físico-biológica-ecológica, psicológica, social y cultural.

Estos problemas no se pueden entender completamente:
   a) Si el acercamiento comprensivo no es holístico.
   b) Si no se escucha la comunicación de experiencia de quien los sufre.

      En conclusión, pese a que es necesario por razones administrativas, laborales, etc., establecer diferenciación e identificación de la fibromialgia, desde la antropología aplicada a la salud la entenderíamos como la vivencia personal de un hecho de alteración complejo e interrelacionado (sociobiopsicoecocultural).

Dado que el enfoque de este congreso se centra en lo humano de la fibromialgia, diremos desde nuestra posición que dicho padecimiento tiene causas, influencias (positivas/negativas) y características sociales particularmente destacables ya que las interacciones humanas son para la persona en muchos casos las más importantes (o muy importantes).
Para entender de qué manera se pueden utilizar el entorno familiar y social y las relaciones humanas como elementos de reequilibrio en fibromialgia; 1. Hay que estudiar particularmente las interacciones de la persona con ese medio amplio. 2. Hay que escuchar su narración de experiencia (lo que la persona dice de sí misma); 3. Hay que conocer informaciones de terceros (lo que otros dicen de ella, lo que la ciencia dice de sus problemas…).

Con todo ello, después de ubicar la interacción responsable, podemos programar-proyectar un plan de ayuda: 1. Específicamente antropológico. 2. Con asociación de otras ciencias. 3. O un plan multidisciplinar (mejor, interdisciplinar) y/o intercultural. Estos modos y procedimientos son usados por la OMS, como son usados también otros.
En dicho plan hay que tener en cuenta y contemplar, relacionados con lo social de la persona, los siguientes aspectos:

Lo cooperativo-asociativo (mundo de intereses comunes).
Lo lúdico (ocio, placer, descanso).
Lo convivencial (participación en la comunidad).
Lo organizativo (en relación con la familia, el trabajo, y otros ámbitos sociales).
Las responsabilidades (personales e impuestas)
Lo social-afectivo (familia, amistades, otras relaciones).
Lo legal (derechos).
Lo peligroso (información, experiencia).
Lo compartido (creencias, empeños comunes).
Lo cultural (refiriéndonos al aprendizaje así como a la manera propia de expresarse y enjuiciar el mundo).
La manera individual de crecer como persona.

Podríamos añadir más aspectos. He destacado aquéllos que pueden ser; por una parte, el marco de surginiento-desarrollo de mayor número de problemas; y por otra, el camino de solución de los mismos o de otros.
En todo caso la antropología, como ciencia que reconoce lo diverso, también reconoce las distintas maneras (individuales) de vivir y de sufrir los males, hablando de salud.
Ello nos lleva a decir que ningún caso de fibromialgia es (totalmente) igual a otro hablando, mejor que de casos, de personas que sufren.
Cualquier plan de ayuda autofabricado u orientado desde fuera, debe individualizarse; no olvidando que quien sufre debe recomponerse, vía social, con el juego, con el placer-disfrute, con la posibilidad de ser tenido en cuenta, con la posibilidad de saber que su opinión cuenta y que lo que hace es necesario para otros o sirve para otros, con la posibilidad de poder expresarse

    en diversos ámbitos (humano, creativo-artístico, organizativo, natural-ecológico, etc.), con la posibilidad de que lo crean y tengan en cuenta, con la posibilidad de descansar y repararse, con la posibilidad de amar y que lo amen, con la posibilidad de soñar, de ganar o perder el tiempo, de vivir en paz, de disponer de recursos mínimos, de trabajo, de libertad para pensar, de protección y ayuda, de tiempo personal, etc., etc.
     
      En todo caso, desde un plan, todos esos aspectos, proyectados, practicados, seguidos y evaluados-valorados según las necesidades individuales deben conjugarse con
   LO QUE CADA UNO QUIERE, LO QUE CADA UNO PUEDE Y LO QUE CADA UNO DEBE.

Si hablamos de la familia, hemos de decir que para alguien con fibromialgia, aquélla supone el pilar social más importante, o uno de los pilares sociales más importantes sobre los que se asegura y edifica su equilibrio y bienestar aunque éstos sean relativos. La influencia de la familia es decisiva porque el enfermo deposita generalmente su confianza en quienes quiere y le quieren. Se deja, por tanto, hacer. Cede parte de su soberanía personal a los seres queridos. El resultado de esta actitud y acción puede ser positivo para él, o negativo. Y en cualquier caso, irá con ello todo un contenido de emociones y sentimientos que le ayudará o perjudicará, robusteciendo su esperanza o haciéndole caer al vacío.

Y terminamos volviendo al origen de la exposición. Si al intentar aportar una solución o una ayuda a alguien con fibromialgia (partiendo de él mismo, de un profesional o de otro) no tenemos en cuenta todas sus interacciones y no vemos-valoramos el mal (y la propia persona) como sociobiopsicoecocultural, los resultados serán casi siempre incompletos, insuficientes, relativamente satisfactorios o insatisfactorios.
Por lo social podemos sufrir más o menos. A través de un plan que contemple lo social como elemento de ayuda y reequilibrio podemos mejorar. Pero recomponernos del todo o alcanzar una mejoría mayor sólo se dan cuando somos conscientes de que nuestro mal es social, es físico-biológico, tiene relación con el medio ambiente, es personal y es cultural. Y también cuando los profesionales lo entienden así. Las soluciones unilaterales terminan por ser sólo parches, vengan de un amigo o de un premio nóbel. La familia debe conocer esto y ayudar a la reconstrucción integral del enfermo.



martes, 17 de mayo de 2011

Antropología aplicada a la salud y al equilibrio de los escolares. Alfonso J. Aparicio Mena.

El medio escolar es un medio social; por lo tanto cambiante, donde las interacciones proporcionan a los alumnos un número variado de experiencias. Algunas favorecen su bienestar y equilibrio. otras no. 
entendemos aquí salud como un estado de experiencia comunicable resultado de las interacciones de la 
persona con su medio social, físico-biológico-ambiental 
y cultural. Hablamos de salud, por lo tanto como equilibrio general de la persona abarcando sus dimensiones: 
social, psicológica, biológica, ecológica y cultural. Y entendemos los males como alteraciones y rupturas de ese 
equilibrio, teniendo a su vez dimensiones homólogas, 
más manifestadas unas que otras tanto cualitativa como 
cuantitativamente. la aproximación comprensiva antropológica nos lleva a valorar especialmente las referencias 
que sobre su estado nos dan los propios protagonistas 
del bienestar y los problemas (Aparicio, 2010).
Trasladado todo eso al contexto escolar, entendemos 
que hay equilibrio en los alumnos de la etapa obligatoria 
(EP y ESO) cuando las interacciones en/con dicho medio 
(humanas, físicas y culturales) les proporcionan experiencias constructivas y beneficiosas para su desarrollo 
personal colaborando también a su progreso académico. 
es por tanto salud, no solamente la normalidad biofísica del estudiante, que le permite la operatividad cotidiana en distintos espacios y ámbitos de expresión, sino 
también el equilibrio emocional, el sentimiento de bienestar, etc.

En: Espina Barrio, Ángel B. (Ed.), Culturas y mestizajes iberotropicales. Editorial Massangana-Fundación Joaquim Nabuco (Recife, 2011). 542 pp. ISBN: 978-85-7019-603-3

Lectura completa del artículo y del libro:




lunes, 16 de mayo de 2011

Bosquejo comparativo entre las concepciones de salud y terapéutica tradicional de Mesoamérica y Asia. Alfonso J. Aparicio Mena.

Las teorías sobre el origen del ser humano en América plantean distintos interrogantes. Podemos reconstruir la antigüedad a partir de restos de yacimientos arqueológicos. Podemos basarnos en el estudio biológico de los tipos humanos. Podemos escuchar lo que sobre su origen opinan los representantes de los pueblos indígenas. Aquéllas serían teorías basadas en el estudio y en los métodos específicos de tales ciencias. La explicación de los representantes de los pueblos originarios se encuadraría dentro de lo que llamamos simbolismo al hacer referencia a aspectos relacionados con sus creencias y su cosmovisión (mitos) llegados al presente a través de la tradición. Podemos situarnos, para intentar tener una respuesta, en medio de la polémica que enfrenta a defensores de: naturaleza-biología-genética, con su línea explicativa del ser humano, de su organización, de su progreso y experiencia existencial (incluida la cultura, o aspectos relevantes de ella) con partidarios del enfoque estrictamente cultural quienes afirman que la existencia (lo que vivimos y consideramos que somos o entendemos a partir de lo que percibimos) es una creación permanente que hacemos en nuestra mente mediante la representación, y que todo es simbólico existiendo en la medida en que es conocido. Podemos usar el buen juicio y valorar el aporte de las distintas ciencias (naturales y sociales) excluyendo dudosas y peligrosas finalidades a priori. Al final, lo que hacemos es nadar en un mar de palabras. Nos movemos por los entresijos del lenguaje, circulando de teoría en teoría. Pero no queda otro remedio si queremos dar satisfacción al entendimiento, trabajando para aproximarnos a la verdad. Así es que, a falta de una única explicación conteniendo toda la verdad, o simpatizamos con lo que nos parezca más coherente y razonable o cada cual se decantará por la línea explicativa más de acuerdo con sus ideas y su formación. Aquí, en el tema que tocamos, el enfoque más acertado es el de la antropología articulando lo cultural y lo biocultural, ya que puede abarcar bastante al estudiar las tradiciones y el elemento humano (lo que es o se considera que es, y lo que hace) de las distintas culturas como elementos vivos (hoy) provenientes del pasado, capaces de proporcionarnos una idea (aproximada) de lo que fueron los orígenes. La tradición, relacionada con lo cultural; y el elemento humano (en conjunto) con lo biocultural. Peter Brown distingue entre antropología cultural y antropología biocultural. La primera estaría ligada a las ciencias sociales (psicologíasociologíalengua). La segunda, más en relación con las ciencias naturales y humanas. La antropología biológica estudiaría aspectos del ser humano como animal racional (Brown 1998). Para Leslie White, por ejemplo, cultura es lo que el ser humano hace y produce a partir de la energía motriz (vital) que extrae de la naturaleza (White 1964). L White es uno de los representantes de la Ecología Cultural. Hay otras opiniones, con otros tantos enfoques.
Acceso al artículo completo:

El pulso y la lengua: claves del diagnóstico en medicina tradicional china. Alfonso J. Aparicio Mena.

Introducción

El presente trabajo lo presenté como una ponencia en el IV Congresso Internacional de: Saúde, Cultura e Sociedade (AGIR, Associaçao para a Investigaçao e Desenvolvimento Sócio-Cultural), Portalegre, Portugal. El artículo se amplió y se convirtió en un libro al que, con el título: "Eldiagnóstico tradicional chino desde la antropología médica. Breve estudio del pulso y la lengua", y publicado por bubok Publishing, remito al lector para que tenga una visión ampliada y completa de la idea: http://www.bubok.com/libros/14770/EL-DIAGNOSTICO-TRADICIONAL-CHINO-DESDE-LA-ANTROPOLOGIA-MEDICABreve-estudio-del-pulso-y-la-lengua
En la actualidad, la medicina china sigue dos líneas paralelas que, lejos de distanciarla de su esencia y valor, le fortalecen con nuevas aportaciones fruto del contacto y desarrollo con/en diversas sociedades y culturas del planeta. Tenemos, pues, la línea tradicional-originaria y la intercultural. La primera la podemos encontrar en las formaciones de escuelas asiáticas correspondientes a tradiciones diversas, y en los estudios de las universidades chinas. También hay prácticas populares centradas en costumbres, formas, modos y procedimientos curativos e ideológicos locales, y en grupos no orientados desde la óptica académica (oficial). La segunda línea es la resultante del encuentro de la cultura terapéutica china con las culturas de otros pueblos y sociedades a lo largo del planeta (Aparicio, 2004). Para el investigador francochino Anthony Tao (2003), la medicina tradicional china proviene de la escisión del chamanismo arcaico, una de cuyas ramas se especializó como curativa. Nosotros entendemos como medicina tradicional china todas las variantes locales de terapéutica tradicional, refiriéndonos con esa expresión, a las maneras de entender y atender la salud de los grupos que pueblan el espacio chino. La medicina china proviene, pues, del chamanismo (sistema organizativo complejo de las sociedades arcaicas). Se basa en la tradición(en las distintas tradiciones locales), lo que la diferencia esencialmente del sistema terapéutico occidental científico-convencional, extendido en la actualidad por todo el mundo.
Hay parecidos entre los sistemas curativos tradicionales asiáticos y norasiáticos y los tradicionales de otros lugares del planeta; en concreto, los amerindios. En este sentido, suponiendo que el chamanismo arcaico fuese la institución más importante de los grupos humanos del Paleolítico, dichamatriz cultural pasaría con los emigrantes norasiáticos por Bering en su tránsito del Noreste asiático al Noroeste americano. Hoy, sin embargo, no podemos ver continuidad cultural más que entre algunos grupos esquimales cuyas relaciones (de todo tipo) con los siberianos no se han cortado a lo largo de la historia.
Acceso al artículo completo:

Etnomedicinas, antropología aplicada y enfermos crónicos. Alfonso J. Aparicio Mena.


  • INTRODUCCIÓN
El presente artículo es una versión revisada y ampliada de otro precedente que publiqué en Gazeta de Antropología con el título: La antropología aplicada y los sistemas naturales de cuidado de la salud: una ayuda intercultural para los problemas crónicos. Considero que en el mundo actual, el contacto cada vez mayor de unas gentes con otras conlleva el trasvase de ideas, formas y elementos culturales de unas sociedades a otras. Muy por encima de criterios exclusivistas o racistas que defienden la diferenciación y la separación, creo que las mezclas enriquecen si no son el resultado deacciones invasivas. Nuestras sociedades actuales son sociedades, más/menos, interculturales. Por ellas circulan muchos símbolos; en ellas se funden ideas de Oriente y Occidente. Lo que antes era curioso y exótico, ahora es cotidiano (a nivel gastronómico, a nivel literario, a nivel de cuidado del cuerpo y ejercicios físicos, a nivel de gustos musicales, a nivel de conversación corriente). Las enfermedades no son exclusivas de un grupo o de unacultura. Todos los seres humanos sufrimos más o menos, de una u otra forma. Se puede entender el malestar como algo circunstancial que no nos impide desarrollarnos como personas (a nivel afectivo, a nivel laboral-profesional, a nivel social) en nuestro medio (lo cual se vería como algo normal) o se puede entender como la imposición de una circunstancia que permanece y que nos distrae, nos aleja de nuestras obligaciones y gustos y nos quita la ilusión de vivir; o, al menos, de vivir como vemos que viven los que nos rodean, normalmente.
La idea del presente artículo la presenté y expliqué en el VII Congreso de la Sociedad Española de Antropología Aplicada (Santander 2006). Sumo aquí algunos testimonios más de informantes con los que vengo trabajando desde hace ya algunos años cuyas opiniones nos dan a entender que los problemas crónicos no se solucionan unilateralmente. De hecho, en la mayoría de los casos, no se solucionan, por eso son crónicos. Sin embargo, al enfermo padeciendo largo tiempo un mal le ayuda que le atiendan en conjunto, que le escuchen, que le consideren, que se consideren importantes cosas a las que él da importancia y que pueden pasar desapercibidas a la observación externa. Es cierto que hay diferentes tipos de problemas crónicos (y de personas que los padecen). Algunos se entremezclan con alteraciones psicológicas que se escapan del control del propio sufriente. Nuestro artículo es, pues, una aproximación a ese mundo entendiendo, como entienden nuestros informantes, que el malestar instalado no es deseado y que toda propuesta de ayuda para eliminarlo o minimizarlo, es bien recibida; más, si en otros ha dado resultados.
Lo peor para alguien que sufre es perder la esperanza. El dolor y el sufrimiento son experiencias humanas. Cada persona tiene las suyas; pero todas te quitan de disfrutar de la vida cuando el tiempo pasa y el mal permanece (Sr. Fernández, informante).
Desde la óptica de uno de los modos de curar más antiguos del mundo, la medicina tradicional china, los males se entienden como imágenes clasificables dentro de un sistema bipolar de ordenamiento del mundo: el esquema Inn-Iang, teniendo en cuenta que Inn-Iang son maneras de hablar, formas de clasificación de los fenómenos, procedimientos explicativos de los hechos y de la naturalezamétodos dialécticos para ordenar el pensamiento(Aparicio, 2004). Inn-Iang, como tales, sólo existen a nivel mental, pero todo puede ser Inn-Iang. Así, en la tradición china, hablando de manera básica y general, las enfermedades se pueden clasificar, por su duración, por la intensidad de sus manifestaciones y por el modo de vivirlas, en: agudas y crónicas. Teniendo en cuenta que la terapéutica oriental prefiere hablar de enfermos más que de enfermedades, no existe un catálogo amplio, como en Occidente, que defina desequilibrios concretos (manifestaciones, expresiones patológicas a la occidental) susceptibles de ser observados en toda lapoblación. Se habla de síndromes o categorías amplias en las que podemos incluir los males observados individualmente, correspondientes a procesosbásicos y principales en el funcionamiento de la persona (en relación con su medio y entendida ésta como unidad formada por el cuerpo, la mente,Shen, y otros constituyentes comprensibles dentro de la tradición china) alterados, cuyas manifestaciones pueden ser muy diversas. Por esa razón prefiero hablar de: "personas con padecimientos crónicos", mejor que de: "enfermedades crónicas" (expresión más propia de la ciencia occidental). Los sistemas terapéuticos tradicionales se dirigen a las personas, no a sus males (o, a la vez que a sus males). Tienen muy en cuenta la opinión que de sus problemas dan los que los padecen.

domingo, 8 de mayo de 2011

Medicina tradicional: medicina sociobioecocultural. Alfonso J. Aparicio Mena.

  1. INTRODUCCIÓN.
En el presente artículo trataré de exponer las características más sobresalientes de sistemas terapéuticos tradicionales (de culturas no occidentales) usados por miles de personas no sólo en sus contextos sociogeográficos sino en lugares diversos, incluso en el ámbito de la sociedad occidental, aquí ya como medicinas interculturales ( caso de la medicina tradicional china en contacto con culturas no asiáticas) (Aparicio 2004).
Una característica básica de las medicinas tradicionales es su fuerte y necesaria vinculación con lo cultural del ser, tanto individual como social-grupal. La tradición se convierte en la depositaria y transmisora del saber acumulado y legado a través de generaciones, saber que constituye uno de los pilares básicos de definición de identidad de los grupos originarios (de AméricaAsia), tal como expone el poeta y escritor Elicura Chihuailaf (1999) en su obra titulada Recado conficencial a los chilenos, hablando del pueblo mapuche.
Los mapuche cuidan y enriquecen su "oralitura" (conjunto de relatos transmitidos oralmente, como se hace en otras culturas con la literatura). En ella viajan los conocimientos y los contenidos que definen el ser-identidad de ese pueblo. Señala Chihuailaf la importancia de los mayores en la transmisión de costumbres, tradiciones y organización (Chihuailaf 1999). Los pueblos mesoamericanos tienen en sus mayores los depositarios de la pequeñahistoria y de los conocimientos de sus antepasados. En muchas ocasiones, son los médicos tradicionales ancianos quienes, además de curar, tienen laresponsabilidad y el honor de representar a la comunidad en Consejos, ante terceros y ante las autoridades del Estado o de la Nación (Alberto, 1999; Bernal,1991).

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Etnomedicina en Mesoamérica central. Alfonso J. Aparicio Mena.

  1. INTRODUCCIÓN.

Las formas de entender el bienestar en cada cultura se relacionan con los contenidos de sus tradiciones. La verdad es que, en un mundo plural, todos los seres humanos deberían poder mostrarse como son. Deberían poder seguir desarrollando sus modos de prevenir los males y curar. En las sociedadesdel pasado, y en las del presente, los seres humanos fabricaron, y fabrican, sistemas y maneras para atender las necesidades de salud. En el estudio interpretativo que los investigadores Jean Clottes y David Lewis-Williams (2001) han hecho de los dibujos y expresiones pictóricas, así como escultóricas, de las cuevas del paleolítico europeo, se sugiere la existencia de chamanes en la prehistoria. Por lo que se conoce a través de las fuentesdocumentales (principalmente rusas) estudiadas por Mircea Eliade (2001) sobre el chamanismo asiático y norasiático, ese sistema, además de terapéutico, sería un modo organizativo de los grupos y comunidades en tiempos en los que las amenazas externas (naturales y humanas) hacían peligrar no sólo el equilibrio y bienestar de los individuos sino la estabilidad e integridad de sus grupos. Para Antony Tao (2003), del chamanismo arcaico chino nació una especialidad más dedicada a la terapéutica: el chamanismo curativo, a partir del momento en que las sociedades se hicieron sedentarias (inicio del Neolítico, hace unos 10000 años). De este chamanismo surgiría posteriormente la medicina tradicional china.
Hasta la llegada de los europeos a América, los grupos amerindios dispusieron de modos de curar adaptados a sus formas de pensar y a sus cosmovisiones. Los Cronistas de Indias dieron cuenta de las características del mundo que encontraron y descubrieron. Y, aunque influidos por su origen, su forma de pensar europeo-cristiana y los condicionamientos que el poder religioso y el poder político les imponían, retrataron, como hizo Fray Bernardino de Sahagún (1994) en el Códice Florentino, toda la majestuosidad de aquellas culturas. En esas etnografías de la época, se habla de curadores, de formas de curar y de elementos para curar; es decir, de toda una organización de la terapéutica.
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SALUD TRADICIONAL EN MESOAMÉRICA. ETNOMÉDICOS, SANADORES Y CHAMANES EN LA COSTA PACÍFICA DE OAXACA. Alfonso J. Aparicio Mena.

I. Introducción.

Las tradiciones de salud mesoamericanas se inscriben en las culturas de los grupos originarios y en la de la sociedad mestiza. Todas las sociedades se acomodan a sus presentes históricos. Esa característica también afecta a las culturas chamánicas actuales, dándose en la realidad expresiones variadas de lo que pudiéramos denominar chamanismo base. Estudié diversas manifestaciones de las culturas tradicionales de salud y de las etnomedicinas oaxaqueñas para mi tesis doctoral. El resumen expuesto a continuación corresponde a tradiciones curadoras de la costa del Pacífico, dentro de lacultura chatina, y a tradiciones mixtas y otras expresiones mezcladas como la de los Espiritualistas Trinitarios Marianos. En unos y otros casos hay coincidencias, la mayoría de ellas provenientes de las culturas antiguas prehispánicas y, suponemos, derivadas y trasmitidas de una época mucho más antigua todavía (¿de culturas chamánicas precedentes llevadas por los pobladores del continente?).



Acceso al artículo completo:
http://www.monografias.com/trabajos81/salud-tradicional-mesoamerica/salud-tradicional-mesoamerica.shtml

LA LENGUA Y SU VALOR EN LA ETNOMEDICINA ZAPOTECA. Comparación con otras tradiciones. Alfonso J. Aparicio Mena.

I. Introducción.
Me interesé por el idioma zapoteco, estudiando la etnomedicina local, no sólo por ser el
medio de comunicación y transmisión de contenidos tradicionales de salud de unas gentes
y unas comunidades de la montaña oaxaqueña (objeto de la investigación de mi tesis doctoral) sino también por ser una manera de vivir y expresar-explicar las interacciones con el
entorno, por parte de los miembros de esos grupos. Las relaciones con el medio (naturalfísico-biológico, social-familiar-comunitario, cultural-mundo de creencias, organización y
normas tradicionales) son experiencias con valor en sí mismas en la vida social zapoteca
y en la de todos los pueblos originarios mesoamericanos. Las lenguas de las comunidades
dan forma oral a las vivencias adecuándose a pautas tradicionales y a las necesidades de la
comunicación (en relación, en este caso, con la salud y la enfermedad). No nos interesamos
aquí por el idioma de una determinada etnia desde el punto de vista del estudio convencional de la lengua. Nos interesa el idioma como “manera viva de transmisión de la experiencia”, según la tradición local y según las referencias de mis informantes; el idioma como
modo de acercarse a las vivencias de los antepasados; el idioma como forma de trasladar “el
espíritu” del pueblo al presente; el idioma como manera de asegurar la continuidad del “ser”
(la integridad) social en el espacio (en su espacio) y en el tiempo. El idioma no sólo puede
informar sobre vivencias de enfermedad a los etnomédicos locales. También, según ellos,
puede ayudar a curar, o curar directamente. La lengua para los zapotecos, y para todos los
grupos mesoamericanos que conozco, sus lenguas, tienen “poder”. Su uso especializado por
chamanes y etnomédicos puede servir al bienestar de los individuos y de la comunidad. Su
uso por determinados conocedores y practicantes (llámense hechiceros o similar, refiriéndonos a personas capaces de hacer daño), puede servir al bienestar de unos por medio del
malestar de otros; o puede causar mal directamente por intereses personales o por contrato.
Para los bilingües (originarios), el castellano no tiene el poder y la fuerza que su lengua madre. Para los miembros de la sociedad mestiza, el castellano tiene las mismas capacidades
de influencia que los idiomas originarios en sus respectivas sociedades y contextos.Los zapotecos forman el grupo originario más numeroso de Oaxaca. Se reparten por
cuatro grandes áreas: los Valles Centrales, la Sierra Norte, el Sur y el Istmo de Tehuantepec.
Pese a que todos hablan la lengua zapoteca, las zonas tienen sus variantes locales. Hay matices culturales diferentes en cada uno de esos espacios. Dichos matices alcanzan también
las tradiciones de salud y la etnomedicina. Sin embargo, en las cuatro áreas se consideran
zapotecos, entendiendo la salud como equilibrio y las enfermedades como manifestaciones
individuales y personalizadas de desequilibrio. Mi apunte se refiere a la cultura tradicional
de salud de la Sierra, distrito de Villa Alta (San Juan Tabaá). Allí conocí a tres etnomédicos
diferentes y a una serie de personas implicadas en el desarrollo económico, social y cultural de la zona, que, interesados a la vez por la preservación de sus costumbres y modos de
organización, me informaron con detalle de sus tradiciones terapéuticas y maneras de curar.
Los vi proceder y me expresaron lo importante que es pensar en su propia lengua para llegar
a entender los problemas de salud en su contexto cultural-organizativo-normativo y buscar
soluciones, sobre todo cuando se trata de enfermedades de nosología indígena como: susto,
empacho, aire, muina, ojo, y otras.
Las transcripciones aquí expuestas corresponden al habla local; en algunos casos, consensuadas con mis interlocutores; en otros, escritas/corregidas con el visto bueno de mi
informante (tras escuchar mi repetición oral). Es posible que estas variantes disten algo de
la lengua tipo. No es mi intención hacer un estudio lingüístico sino destacar la valoración
vital de la lengua hecha por sus hablantes.

Acceso al artículo completo:
http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2008/18mena08.pdf

TRES ÁMBITOS DE EXPRESIÓN DE LA CULTURA TRADICIONAL DE SALUD Y DE LA ETNOMEDICINA EN MESOAMERICA. Alfonso J. Aparicio Mena.

1. Introducción
En un espacio tan mezclado como el mesoamericano no se pueden establecer particiones
culturales homogéneas o delimitar ámbitos tradicionales totalmente diferenciados. Toda la
cultura se entremezcla y se superpone. No es fácil trasladar al contexto cultural occidental, a
través de la narración, todas las variantes de la cultura popular de salud y las etnomedicinas
mesoamericanas. Tendríamos que hacer un catálogo de visiones simbólicas con sus consiguientes constataciones sobre el terreno. Al plantearme el trabajo, mi intención fue aproximar al lector al conocimiento de las formas de entender la salud, la enfermedad y la curación
en Mesoamérica, ubicando ideas, realizaciones y expresiones de esa parte de la cultura en
ámbitos tradicionales con ciertas características o rasgos distintivos, aunque no desconectados. En la realidad de los grupos cada visión de salud-enfermedad-curación es única, y
los desarrollos prácticos de la medicina tradicional también. No obstante, utilizando el momento de la conquista como desencadenante de cambios en líneas de desarrollo autóctonas,
he llamado a las culturas menos influenciadas por la europea: Tradición de los grupos originarios; y a la cultura resultante de la mezcla amerindia-hispana, Tradición mestiza o postconquista. Es evidente que, incluso en los grupos originarios, no es posible hablar hoy de
culturas totalmente puras. La distinción que hago de tradiciones terapéuticas persigue el fin
didáctico de diferenciar líneas de progreso cultural, organizativo y social: rurales/urbanas,
no mestizas/mestizas, con el fin de entender mejor los desarrollos particulares en materia de
etnomedicina en unos ámbitos y en otros. Las relaciones interpersonales, la educación y la
enseñanza públicas, las influencias de la globalización, la sociedad de consumo, la penetración de la cultura occidental y cristiana a través de la lengua castellana afectan en un grado
o en otro a todas las comunidades, indígenas y mestizas, en Mesoamérica...

Acceso al artículo completo:
http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2006/aparicio06.pdf

LAS PLANTAS EN LA CULTURA TRADICIONAL DE SALUD MESOAMERICANA. Alfonso J. Aparicio Mena.

1. Introducción. Referencias naturales. Etnobotánica.
La cultura tradicional de salud es tanto cultura de ideas, próxima a creencias y modos de ver y de
pensar, como cultura natural, cercana al cuerpo, a la tierra, a las plantas, a los árboles, a los cultivos.
Desde un enfoque antropológico del entorno combinado con la etnoecología, se estudia a los grupos
humanos en relación con el medio, cómo ven ese medio, cómo lo transmiten en la tradición, qué
representaciones hacen de él, cómo observan y entienden la relación y la repercusión del medio en
la comunidad, y de la comunidad en el medio, cómo integran el entorno en sus vidas, etc. Desde un
enfoque etnobotánico nos adentramos en la naturaleza a través de las plantas, vistas y entendidas por
los propios miembros de las comunidades que las usan.

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http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2005/aparicio2005.pdf

IDEA DE SALUD PARA CULTURAS ORIGINARIAS MESOAMERICANAS E IDEA DE SALUD PARA LOS ORIENTALES (BOSQUEJO COMPARATIVO). Alfonso J. Aparicio Mena.

1.-INTRODUCCIÓN.
Las  teorías sobre el origen del ser humano en América plantean distintos interrogantes. Podemos
reconstruir la antigüedad a partir de los restos de yacimientos arqueológicos. Podemos basarnos en el
estudio biológico de los tipos humanos. Pero tal vez el enfoque más acertado sea el de la antropología,
que lo engloba  todo  al estudiar las  tradiciones y el elemento humano de las distintas culturas como
elementos vivos  (hoy) provenientes del pasado,  capaces de proporcionarnos una idea  (aproximada)
de  lo  que  fueron  los  orígenes.  Uno  de  los  objetivos  de  la  antropología  es  descubrir,  conocer  los
mecanismos y las maneras que tienen las culturas de continuar su existencia . Así pues, tendremos en
cuenta  en  nuestro  bosquejo  antropológico  lo  cultural  y  lo  biológico  en  consonancia  con  lo  que
representan  en  sí  mismas  las  ideas  referentes  al  ser  humano  y  a  su  existencia  en  las  culturas
tradicionales.  J.Galinier,  en  su  estudio  de  la  cultura  Otomí  explica  cómo  este  pueblo  entiende  el
funcionamiento del Universo haciendo constantes referencias a la imagen del cuerpo (Galinier 1997).
Las  diversas  teorías  sobre los  orígenes del  elemento  humano  en América  hablan  de migraciones
mongoloides norasiáticas a través del Estrecho de Bering, traslados desde la zona Este y Sur de Asia a
través  del mar,  paso  de  Australia  a  la  Tierra  del  Fuego.  Algunas  teorías  son mixtas  admitiendo  el
origen mongoloide primero, a través de sucesivas oleadas, pero sin descartar la llegada de elementos
del Este asiático mediante primitivas embarcaciones (posteriormente).

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La limpia en las etnomedicinas mesoamericanas. The 'limpia' in Mesoamerican ethnomedicines. Alfonso J. Aparicio Mena



1. Introducción
Las formas de entender el bienestar en cada cultura se relacionan con los contenidos de sus tradiciones. Las gentes de las tradiciones originarias y de la mestiza siguen desarrollando en Mesoamérica sus propios modos de prevenir los males y curar. En las sociedades del pasado, y en las del presente, los seres humanos fabricaron, y fabrican, sistemas y maneras para atender las necesidades de salud. En el estudio interpretativo de los investigadores Jean Clottes y David Lewis-Williams (2001) sobre los dibujos, pinturas y esculturas de las cuevas del paleolítico, se sugiere la existencia de chamanes en la prehistoria. Por lo que se conoce a través de las fuentes documentales (principalmente rusas) estudiadas por Mircea Eliade (2001) sobre el chamanismo asiático y norasiático, ese sistema, además de terapéutico, sería un modo organizativo de los grupos y comunidades en tiempos en los que las amenazas externas (naturales, "sobrenaturales" y humanas) hacían peligrar no sólo el equilibrio y bienestar de los individuos sino la estabilidad e integridad de sus grupos. Para Antony Tao (2003), del chamanismo arcaico chino nació una especialidad más dedicada a la terapéutica: el chamanismo curativo, a partir del momento en que las sociedades se hicieron sedentarias (inicio del Neolítico, hace unos 10.000 años). De este chamanismo surgiría posteriormente la medicina tradicional china.
Hasta la llegada de los europeos a América, los grupos amerindios dispusieron de modos de curar adaptados a sus formas de pensar y a sus cosmovisiones. Los cronistas de Indias dieron cuenta de las características del mundo que encontraron y descubrieron. Y, aunque influidos por su origen, su forma de pensar europeo-cristiana y los condicionamientos que el poder religioso y el poder político les imponían, dibujaron con palabras toda la majestuosidad de aquellas culturas, como hizo fray Bernardino de Sahagún (1994). En esas etnografías de la época, se habla de curadores, de formas de curar y de elementos para curar; es decir, de toda una organización de la terapéutica local.
En los libros de los cronistas que hablan de etnomedicina se valoran principalmente características y elementos relativos a medios de cura naturales (de origen vegetal, la mayoría; pero también, minerales y de origen animal). Cuando Sahagún (1994) expone aspectos de la medicina azteca, habla de buenos y malos médicos; no sólo refiriéndose a la responsabilidad y a los principios sino también a los métodos de trabajo y a los medios utilizados. Lo no natural lo suele asociar a prácticas de hechicería o a simbolismos culturales (religiosos) relacionados con el calendario, los augurios, las tradiciones locales, etc...

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La antropología aplicada, la medicina tradicional y los sistemas de cuidado natural de la salud. Una ayuda intercultural para los padecimientos crónicos. Applied anthropology, traditional medicine and systems of natural health care. Intercultural remedies for chronic disorders. Alfonso J. Aparicio Mena

Introducción
Desde la óptica de uno de los sistemas terapéuticos más antiguos del mundo, la medicina tradicional china, los males se entienden como imágenes clasificables según un esquema bipolar de ordenamiento del mundo y de los fenómenos (1). Así, en el sistema tradicional chino, hablando de manera básica y general, las desarmonías (2) y alteraciones se pueden clasificar, por su duración, por la intensidad de sus manifestaciones y por el modo de vivirlas, en: agudas y crónicas. Teniendo en cuenta que la terapéutica oriental prefiere hablar de enfermos más que de enfermedades, no existe un catálogo amplio, como en Occidente, que defina desequilibrios concretos (manifestaciones, expresiones patológicas a la occidental) susceptibles de ser observados en toda la población. Se habla más bien de síndromes o categorías amplias en las que podemos incluir los males observados individualmente, correspondientes a procesos básicos y principales en el funcionamiento del cuerpo (3), alterados, cuyas expresiones patológicas (en la forma de clasificar y entender occidental) pueden ser muy diversas. Por esa razón prefiero hablar de: "personas con padecimientos crónicos", mejor que de: "enfermedades crónicas" (expresión menos antropológica). Los sistemas terapéuticos tradicionales se dirigen a las personas, no a sus males. Tienen muy en cuenta la opinión que de sus problemas dan los que los padecen.
La antropología que estudia la salud reconoce la realidad variada de las concepciones, imágenes y representaciones de los males (según las culturas y las individualidades) así como los distintos sistemas terapéuticos surgidos a lo largo y ancho del mundo y de la historia. La medicina convencional, occidental, científica, impuesta hoy en todo el mundo, se puede compaginar con las medicinas tradicionales (dependiendo de la cultura en la que nos situemos) dentro de programas o planes concebidos desde la antropología aplicada a la salud. La antropología teórica estudia, analiza, expone. La antropología aplicada propone soluciones e intervenciones. La antropología resulta una ciencia armonizadora de tendencias culturales distintas: interlocutora, bisagra de sistemas y modos diversos de entender y conseguir el bienestar.
Dentro de las medicinas tradicionales y modos de cuidado natural de la salud, las formas de abordar el estudio y las propuestas de ayuda para quienes sufren desde hace largo tiempo problemas físicos o psicológicos son diferentes a las propuestas hechas para quienes padecen males agudos. Los problemas crónicos se entienden, en la visión tradicional, como males instalados en el interior de la persona. Para llegar a donde están ha sido necesario tiempo. El presente y el futuro del llamado "enfermo crónico" se hallan ligados a numerosos factores, no sólo a la evolución del mal específico que padece, y a las medidas de corrección puestas en práctica. La medicina tradicional y los sistemas naturales abordan la ayuda y la atención cuando el enfermo las reclama, teniendo en cuenta cuál es la relación de la persona con el medio: natural, social y cultural. 
Para entender y solucionar el problema endémico de la malaria en Cerdeña, en la obra de Peter Brown (1988) se propone, desde la antropología, conjugar distintas ópticas y recursos, incluidos los modos de ver el bienestar y las terapéuticas locales. 
Desde la antropología aplicada a la salud se va a tener en cuenta no sólo lo observable y cuantificable de la desarmonía crónica sino también la experiencia narrada por quienes la padecen. Las adaptaciones y modificaciones de ayudas y planes se van a hacer conforme a datos biológicos, opiniones de los profesionales de la salud, observación, aportaciones de los propios enfermos sobre su relación vivencial con el entorno (físico-natural, social y cultural) y opiniones de terceros. 
La proximidad en los planteamientos teóricos de la antropología y de la terapéutica tradicional-natural (concepción amplia de salud, como un todo relacionado y en equilibrio) hace posible la compaginación de métodos de ambas en la comprensión y aporte de ayuda para personas que tienen alteraciones relacionadas directamente con la percepción y vivencia del propio mal, es decir, con la cultura.
La visión global del mal y de la persona enferma en la medicina tradicional china o en la medicina tradicional mexicana llevan a la especificación de los males como una experiencia individual. Los condicionantes de cada cual, ligados al factor tiempo, hacen que sean analizados los casos teniendo en cuenta las singularidades de las personas. Este principio, característico de las medicinas tradicionales y de los sistemas de cuidado natural de la salud, casa con uno de los pilares de asiento de la ciencia antropológica que es el reconocimiento de la diversidad (diversidad de expresiones individuales de las dolencias). 
Las personas soportando largo tiempo un problema de salud conviven con un sufrimiento físico y moral. El tiempo les "pesa". Pueden vivir, pero "arrastran una cadena" de dolor, en muchos casos "soldada" a ellos mismos. Un problema crónico es aquél que no se ha solucionado y que continúa. Los recursos terapéuticos aportan ayudas diversas y variadas, dependiendo no sólo del recurso sino de quien lo recibe y gestiona; y de cómo se proporciona. La antropología aplicada a la salud, por principio, es capaz de variar y readaptar constantemente sus visiones y propuestas. Las medicinas tradicionales y los sistemas naturales del cuidado de la salud aportan las ayudas estimadas para que la persona encuentre su equilibrio (4), adaptándose a los cambios permanentes del ambiente, de la enfermedad y de la relación del enfermo con su mal y con su entorno. Llevados a la práctica, estos presupuestos proporcionan la posibilidad de afinar y ajustar las correcciones y ayudas a la circunstancia y momento que vive el enfermo crónico.  

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El temazcal en la cultura tradicional de salud y en la etnomedicina mesoamericana. The 'temazcal' in the Mesoamerican traditional culture of health and ethnomedicine. Alfonso Julio Aparicio Mena

1. Introducción
Las ideas de salud-enfermedad-terapéutica en Mesoamérica se incluyen dentro del marco general de la cultura de sus pueblos. El conjunto de tales interpretaciones, discursos e imágenes, junto con las expresiones y acciones relacionadas y/o derivadas es lo que he denominado cultura tradicional de salud. Es cultura tradicional de salud, en general, el modo de entender en los distintos pueblos la influencia del viento, de la humedad, de los conflictos sociales, de la alimentación, de la montaña, del río, de las historias narradas, etc., en la vida humana en relación con una realidad en equilibrio vista como realidad amplia y compuesta por la persona, la sociedad, lo natural, lo sobrenatural (definido en el mundo de creencias), las tradiciones y las normas. Es cultura tradicional de salud el desarrollo de modos de curar como por ejemplo la toma de té de guayaba para combatir la diarrea. Es cultura tradicional de salud el conjunto de ideas y acciones tendentes a salvaguardar la integridad de la comunidad y del grupo. Tal rasgo caracteriza las tradiciones de salud y la etnomedicina de pueblos originarios mesoamericanos, de otros pueblos amerindios como los mapuche (Chihuailaf 1999) y de grupos y culturas de América del Norte (Ayala 1999).
En las culturas tradicionales se entiende salud vinculada a todos los niveles de constitución del ser humano, no sólo al cuantificable sino también al cultural y simbólico. A través de la experiencia profesional he observado que salud y enfermedad tienen que ver con: lo físico-biológico, lo natural (entorno), lo social, lo cultural y elementos interiores de la persona que relacionan todo lo anterior y lo integran dentro de la percepción y la vivencia. Las percepciones vivenciales no suelen ser cuantificables. El objetivo de este artículo no es presentar datos estadísticos sobre la salud o el quehacer terapéutico en sociedades tradicionales sino sobre la realidad que supone esa vivencia, es decir, sobre las personas, sus opiniones, sus experiencias alrededor del bienestar, sus realizaciones (sistemas terapéuticos), sus explicaciones. Podemos dar referencia también de lo que obtenemos como observadores y de las apreciaciones de terceros (bibliografía). Deduzco, a partir de la lectura de la obra del autor mapuche Elikura Chihuailaff (1999), que la cultura tradicional no está diseñada para adecuar a sus componentes al marco productivo de la sociedad de consumo sino para mantener un principio de equilibrio con las cosas, con los seres y con las ideas. Salud es vista como equilibrio, tanto en la tradición mapuche como en la de zapotecos, chatinos, mixes (Oaxaca), o en tradiciones de otros lugares del mundo como China o Corea. 
Para los amerindios mexicanos salud no sólo se concibe como ausencia de mal y de enfermedad sino como equilibrio dentro de una comunidad (por lo que es necesaria una relación social armónica) que a su vez se encuentra integrada en una naturaleza próxima (entorno silvestre y entorno agrícola), quien por su parte se incluye dentro de un universo amplio definido por lo visible (espacio físico) y por las imágenes y representaciones provenientes del mundo de creencias y depositadas en la tradición.
Concretamente, nos referimos a la visión simbólica, o visiones simbólicas, del equilibrio-bienestar que pueden tener en una comunidad tradicional regida por el conjunto de normas heredadas de los antepasados (sistema de usos y costumbres en Oaxaca) y que juntas tienen como objetivo mantener la organización y unidad estructural y espiritual de ese grupo, es decir, salvaguardar y proyectar hacia el futuro su integridad e identidad como tales. Se dan características comunes o similares de esas visiones simbólicas, sin que tengan que ser las mismas imágenes y realizaciones, en las distintas culturas mesoamericanas que he estudiado. Pero no sólo ahí sino también en el resto de México y, con variantes de expresión, en toda la América indígena. Este hilo de fondo que une la esencia de tradiciones de pueblos y culturas amerindios es, o puede ser, una herencia de épocas anteriores o el resultado de influencias entre las distintas culturas. También, ambas cosas pues en los procesos de diferenciación pudieron influir tanto herencias de los orígenes como aportaciones e incorporaciones nuevas (la cultura está en continua transformación). 
La OMS define salud como bienestar físico, psicológico y social, pero en cada cultura, sus miembros entienden y fabrican distintos caminos para llegar a ese bienestar. No se puede, por tanto, estandarizar.Las tradiciones de salud se van tejiendo con los hilos del tiempo y de la experiencia, perpetuándose generación tras generación, conteniendo la esencia de lo que define a ese pueblo y adaptando el contenido a cada presente histórico. 
En este sentido, cultura tradicional de salud haría referencia al conjunto formado por las ideas, creencias, símbolos, tradiciones, realizaciones y acciones surgidas y llevadas a cabo en el seno de un grupo humano como respuesta a la necesidad de prevenir y contrarrestar la enfermedad, y para mantener el cuidado, bienestar y equilibrio integrales de los individuos y del grupo. Salud, por tanto, e idea de salud, van unidas en las culturas tradicionales pues no se concibe un mal sin lo que se piense o se sienta al respecto, sin una referencia, sin relación a algo. Por ejemplo, un dolor de cabeza para un habitante de un área rural china es referido como feng (viento). Con una representación parecida se refieren a ciertos dolores y malestar de cabeza en la Sierra Mixe de Oaxaca, entre los zapotecos y entre la gente de la cultura chatina de la montaña próxima a la costa del Pacífico. Si hablamos de cultura como todo lo que el ser humano crea, imagina, sueña, idea, fabrica y realiza en una sociedad, desde el punto de vista tradicional, estos hechos se incluyen en la vivencia cotidiana, por lo que la cultura avanza con la vida, y una estatuilla de un héroe antepasado, por ejemplo, al ser parte de la cultura (producción humana), conserva algo de la vida de quien la fabricó, y a través de él de la sociedad a la que perteneció. Así se entiende en muchas tradiciones mesoamericanas y amerindias. También en otras de Siberia y Asia.
Para el antropólogo Francisco Javier Guerrero "la cultura es lo que los seres humanos heredan socialmente (lo que no es herencia biológica) y que a su vez desarrollan y enriquecen...Cultura como el conjunto de actividades que le aportan significación a los elementos del mundo" (Guerrero 1997: 102). Para los miembros de las sociedades tradicionales que conozco (mexicana originaria, china, ceilanesa), lo cultural se junta con lo natural en unidad interrelacionada. 
El enfoque antropológico nos aporta una perspectiva amplia del ser humano en relación con la cultura. Dicha perspectiva cubre no sólo la visión que tengamos como observadores e investigadores sino la que los propios observados nos den de sí mismos. Clifford Geertz (1990) expresó, que la interpretación más auténtica de la cultura es la que dan los que la protagonizan. Señala Fernández Álvarez (1997) que comprender la cultura de un pueblo supondría captar su carácter normal sin reducir su particularidad. "Las descripciones de la cultura deben elaborarse atendiendo a las interpretaciones que hacen de su experiencia personas pertenecientes a un grupo particular porque son descripciones de tales interpretaciones" (Fernández Álvarez 1997: 231). Uno de los objetivos de la antropología es descubrir, conocer los mecanismos y las maneras que tienen las culturas de continuar su existencia. La biología estudia los mecanismos de reproducción (física) del ser humano en cuanto cuerpo, es decir, como organismo vivo (animal). En los pueblos originarios se aludea aspectos del alma tanto como a otros del cuerpo, muchas veces imaginados (Galinier 1997) para dar explicación a los hechos y fenómenos que ocurren en la vida cotidiana, en la multirrealidad (Chica 1998), un espacio simbólico donde convergen lo sensorial y espiritual junto con elementos que los ligan. Las explicaciones quedan los miembros de las culturas tradicionales sobre el saber y el conocimiento forman parte de su manera de entender el mundo y el progreso. En este artículo tenemos en cuenta lo cultural (entendido aquí como lo simbólico, lo mental, lo espiritual, y lo que el hombre hace y produce; es decir, desde el significado del temazcal hasta el temazcal mismo como lugar y como hecho) lo natural (entendido aquí como lo físico, la naturaleza, lo orgánico en su expresión funcional y estructural) y lo convivencial, para aproximarnos a la comprensión de las explicaciones que los protagonistas de las culturas dan del bienestar y de las enfermedades.
 
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La medicina tradicional como medicina ecocultural. Traditional medicine as eco-cultural medicine. Alfonso Julio Aparicio Mena

1. Introducción
A través del presente artículo quiero exponer, de manera resumida, las características más sobresalientes de los sistemas terapéuticos tradicionales, diferentes del occidental y usados por miles de personas no sólo en sus contextos sociogeográficos originarios sino en lugares diversos, incluso en el ámbito de la sociedad occidental, aquí ya como medicinas interculturales (caso de la medicina tradicional china en contacto con culturas no asiáticas) (Aparicio 2004a).
Una característica básica de las medicinas tradicionales es su fuerte y necesaria vinculación con lo cultural del ser, tanto individual como social-grupal.
La tradición se convierte en la depositaria y transmisora del saber acumulado y legado a través de generaciones, saber que constituye uno de los pilares básicos de definición de identidad de los grupos originarios (de América, Asia), tal como expone el poeta y escritor Elicura Chihuailaf (1999) en su obra titulada Recado confidencial a los chilenos, hablando del pueblo mapuche. 
Los mapuche se inspiran, cuidan y enriquecen su "oralitura" (modo de transmisión oral, como se hace en otras culturas con la literatura) en la que viajan los conocimientos y los contenidos que definen el ser de ese pueblo. Señala Chihuailaf la importancia de los mayores en la transmisión de costumbres, tradiciones y organización, de forma oral (Chihuailaf 1999). Los pueblos mesoamericanos tienen en sus mayores los depositarios de la pequeña historia y de los conocimientos de sus antepasados. En muchas ocasiones, son los médicos tradicionales ancianos quienes, además de curar, tienen la responsabilidad y el honor de representar a la comunidad en Consejos, ante terceros y ante las autoridades del Estado o de la Nación (Bernal 1991; Alberto 1999).
La transmisión del idioma en los grupos originarios asegura la transmisión y el pase de los contenidos encerrados, guardados en él, custodiados por la palabra que, a modo de clave los abre, descifra y difunde entre los miembros de la comunidad.
Cada sociedad evoluciona y alcanza su desarrollo siguiendo su propio patrón, modelo y camino de evolución. Así ha ocurrido con las culturas tradicionales y con la sociedad occidental (contando las variantes de países y regiones). 
Las medicinas tradicionales no son sólo elementos que ayudan a perpetuar la cultura y a mantener la cohesión e identidad de los grupos. También curan, es decir que tienen, como tales, fines y objetivos concretos y específicos, el principal: prevenir la enfermedad y ayudar al restablecimiento de la salud de sus gentes (Bernal 1991). 

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