Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

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SEGUNDA ETAPA

domingo, 13 de mayo de 2012

La economía natural en el entorno de la salud tradicional y natural (apunte antropológico).

 Autor: Alfonso J. Aparicio Mena

(Comunicación presentada en el Congreso de Antropología Iberoamericana de la Universidad de Salamanca, 2011).

Prohibida su reproducción sin el consentimiento expreso de los autores. Derechos reservados.
Interpretación de imagen del Códice Florentino. Autor: Álvar Aparicio Tejido.


1. INTRODUCCIÓN.

En todas las sociedades existen maneras diversas de entender y explicar hechos relacionados con el bienestar/malestar, aproximándose los significados a las tradiciones y culturas locales. También se enmarcan en dichas tradiciones las ofertas de ayuda-cura y los modos de atención de los desequilibrios.

A grandes rasgos, diremos que en la llamada Sociedad Occidental (que englobaría diferentes países) existen:

a) El Sistema Terapéutico Convencional (moderno, tecnológico, científico).
b) Sistemas de origen local, llamados Naturales y/o Tradicionales, como: la Naturopatía, la Fitoterapia exclusivamente, la Homeopatía, modos diversos de atención física, formas de atención trasmitidas de generación en generación (familiares o regionales), etc.
c) Etnomedicinas importadas/adoptadas (provenientes de culturas ajenas).

En sociedades no occidentales, de culturas nacionales o multiculturales, podemos encontrar:

a) El Sistema Convencional Occidental (ya extendido prácticamente por todo el mundo).
b) Sistemas Tradicionales y Naturales locales diferenciados según tradiciones y culturas. Estos modos de atención en salud/bienestar pueden ser considerados “sociobioculturales” (Aparicio, 2005, 2009) por entender que los problemas y los males tienen una dimensión física (orgánica), una dimensión social (comunitaria) y una dimensión cultural relacionada con el mundo de creencias y las tradiciones locales. Sin olvidar la dimensión ecológica del bienestar. Paralelamente, la persona es vista como una entidad-unidad compleja con parte individual, parte social, parte natural-ambiental y parte no física relacionada con las creencias comunitarias y familiares.

2. ANÁLISIS DE LA EXPRESIÓN ECONOMÍA NATURAL (RELACIONADA CON LA IDEA DE SALUD Y LAS ETNOMEDICINAS EN LAS SOCIEDADES TRADICIONALES).

Tanto en las sociedades de lo que denominamos Cultura Occidental como en las que siguen otras líneas de progreso, existen (a veces de manera paralela, a veces enfrentados) modos diversos de entender y atender en salud. El más extendido, el Occidental convencional, se relaciona con la ciencia y el mercantilismo. Otros (sistemas terapéuticos asiáticos como la Medicina Tradicional China o amerindios como las Medicinas Tradicionales Mexicanas) se relacionan con el hilo cultural de las tradiciones locales y la naturaleza.

Al hablar de economía natural nos referimos a las relaciones del ser humano y los grupos con el medio (natural, social y cultural) caracterizadas por la adecuación, el equilibrio, el respeto, la integración y el provecho mutuo (humanos-medio), principios que definen las Medicinas Tradicionales y que difieren de los que caracterizan el trío: salud-medicina-economía de la cultura occidental convencional.

Por ADECUACIÓN entendemos la adaptación de la organización y las actuaciones terapéuticas[1] a la base cultural de cada pueblo y a la Naturaleza; entendidas ambas como marco de desarrollo y progreso particular de esas gentes. Esto implica la utilización del medio físico teniendo en cuenta a la vez sus necesidades[2].
Las acciones de atención y cuidado de la salud en los grupos tradicionales tienen en cuenta no perjudicar la continuidad de esas sociedades. Ayudan a proyectar la identidad de las colectividades en el tiempo; lo que quiere decir: asegurar la integridad de las gentes a través de las generaciones.
El EQUILIBRIO lo identificamos con la relación humanos-medio. Ésa no debe conllevar trastornos/alteraciones irreversibles (o no asumibles) tanto en el plano natural como en el social. Ejemplo: la explotación de determinadas plantas o recursos.

El RESPETO es el reconocimiento (en los grupos tradicionales) del valor, la importancia y la necesidad de un entorno (natural, social y cultural) en equilibrio: del que se vive, por el que se vive y para el que se vive. Eso caracteriza sus identidades. También se aprecia en dichos grupos relación estrecha entre pasado, presente e idea de futuro (mixes, zapotecos, chatinos, pueblos norasiáticos, culturas chinas); así como una conciencia de necesidad de heredar el medio y las ideas asociadas lo más parecidos a como los recibieron de sus antepasados.

La INTEGRACIÓN hace referencia al ser humano y al grupo, en su relación con la naturaleza, las tradiciones y el tiempo. Implica actuaciones para incorporar la naturaleza “dentro” del ser humano y el ser humano “dentro” del medio natural[3].
La medicina y los elementos de reequilibrio son vistos en la mayoría de las sociedades tradicionales como naturaleza más tradición (Aparicio, 2009; Di Ludovico, 2010).

Por PROVECHO se entienden las utilidades y beneficios tanto físicos como culturales provenientes de las interacciones de las personas y los grupos con el medio: conservación de los recursos terapéuticos/reequilibradores tradicionales: naturales, sociales y culturales (simbolismo curativo) por interés humano (utilidad) y por convencimiento de necesidad de mantenimiento de la unidad natural (soporte más lo que la anima).

3. ALGUNOS EJEMPLOS DE CULTURAS TRADICIONALES NO OCCIDENTALES.

Sistemas de atención y cuidado como la Medicina Tradicional China y las Medicinas Tradicionales Mexicanas no sólo se construyen sobre sus respectivas tradiciones. Tienen además en cuenta que deben servir para todos en sus poblaciones con el objetivo fundamental de asegurar su bienestar como miembros de una comunidad viva con una identidad propia que debe subsistir en el tiempo y en un marco espacial lo menos alterado posible (por ser reconocido como un ser con el que se interactúa-comparte).
Ejemplo de la economía natural a la que nos referimos es este texto del COMPITCH (Consejo de Organizaciones de Médicos y Parteras Indígenas Tradicionales de Chiapas) que recibí cuando estaba terminando de escribir mi tesis:

                             El médico tradicional se resiste a vender a la
                             transnacional biotecnológica los saberes
                             tradicionales comunitarios asociados a aquella
                             riqueza (plantas curativas locales) o a registrarlos
                             para sí. Antes bien, sabedor ya de quién es ese
                             capital, y qué quiere, los disemina (los saberes
                             ancestrales) y convoca a sus camaradas a hacer lo
                             mismo y a impedirle (al capital) en organizado cerco
                             social el paso a las fuentes.
                            (Aparicio, 2009).

En ese texto, el COMPITCH resalta un hecho constatable: el interés de las compañías multinacionales no sólo en las plantas llamadas medicinales sino en los saberes locales asociados a ellas. Los usos terapéuticos tradicionales están siendo estudiados además de por antropólogos, por representantes de grupos económicos con intereses comerciales internacionales. Existen posibilidades terapéuticas en algunas plantas que interesan fuera del estricto ámbito local en el que tradicionalmente se han venido usando. Economía natural para los miembros de los grupos originarios es proteger la herencia del pasado ya que sólo así pueden pervivir como sociedades  proyectando su identidad en el tiempo.

Otros ejemplos de economía natural dentro del contexto de salud tradicional los he apreciado en China o Sri Lanka. La mayoría de los hospitales de MTC en China fabrican sus propios medicamentos. Existen cadenas de distribución local de productos tradicionales de uso común. Pero la terapéutica tradicional tiene rasgos marcadamente regionales. Los “secretos” de las fórmulas son guardados celosamente en muchos casos, sobre todo si con ellos va el prestigio, porque “curan”. En ciertos hospitales tradicionales te obligan a firmar un documento de confidencialidad con el fin de que no reveles las características particulares (“secretas”) de las fórmulas[4] que te enseñan.

Dentro de la economía natural que hemos explicado también podríamos incluir la Medicina Ayurvédica (de Sri Lanka o India). Como observador externo podría añadir que el entorno de atención popular en ese sistema tiene relación no sólo con las tradiciones locales sino también con la situación económica, personal, familiar, social y laboral de los pacientes-clientes que acuden a los dispensarios. Cuando no hay dinero para pagar una atención, se paga con otra cosa: objetos manufacturados, alimentos diversos, etc. Pero siempre hay un modo de arreglarse con el médico. En Sri Lanka uno puede distinguir: curadores callejeros (oportunistas-charlatanes y buenos) y curadores establecidos (con su consulta y su nivel o standing). Desde el punto de vista social hay diferencias perceptibles entre unos y otros, no sólo a nivel de clientela sino también de prestigio profesional dependiendo del origen familiar de los médicos. Algunos podrían pensar, desde el posicionamiento occidental (“primer mundo”) que la economía natural dentro de la que se incluyen las atenciones tradicionales en estos países es sólo una forma de “subdesarrollo”. No es, o no debe ser, ése el pensamiento de un antropólogo. Existen otros modos de avance en el mundo aparte del científico. Existen otros sistemas económicos en el planeta aparte del capitalista o de sus antagónicos comunistas.

En el mundo actual es difícil encontrar grupos humanos viviendo y siguiendo al cien por cien sus líneas de progreso ancestrales (al menos, es lo que he apreciado experiencialmente y escuchado de otros observadores). La aculturación forma parte, en mayor-menor medida, de las tradiciones de los grupos (por imposición, asociación, contacto, asimilación, etc., de influencias foráneas). A pesar de ello, hablamos de culturas originales (manteniendo una relativa identidad que les diferencia de otros) y de culturas mixtas (mezcladas, fusionadas, asociadas). Diferenciamos entre unas y otras entendiendo que en las primeras, las organizaciones ancestrales adaptadas a los distintos presentes históricos han salvado relativamente la dignidad de las colectividades proyectando su identidad hacia el futuro dentro de su integridad; frente a las segundas en las que actualmente podemos observar cualquier cosa, sobre todo a partir del momento en que las influencias externas quebraron la barrera tradicional de protección identitaria local.

A partir del colonialismo en muchos lugares se da un mestizaje humano, étnico y un mestizaje económico-cultural: introducción de la cultura occidental convencional y, poco a poco, de la sociedad de mercado y el sistema capitalista junto con sus ideas asociadas. Los modos de atender en salud de esos grupos se degradaron y algunos llegaron a nuestros días en forma de esperpento teatral callejero, como se puede observar en muchas ciudades de la India, por ejemplo.

Las sociedades originales, menos contaminadas-influidas[5] por factores exógenos, y sus sistemas terapéuticos, mantienen aún modos de atención dignos, eficaces y válidos para sus gentes, modos sólidos y demandados por la población. Tal es el caso de la Medicina Tradicional China, extendida ya hoy por casi todo el planeta. Este sistema, original o intercultural (al entrar en contacto con sociedades y culturas diferentes de las de su lugar de surgimiento) se enseña en universidades asiáticas y occidentales. En el caso mesoamericano, las sociedades originales se ubican específicamente en el medio rural. Sus sistemas terapéuticos no han alcanzado el desarrollo y la expansión de la MTC. Sin embargo, aún conservan su dignidad y conocimientos, sirviendo igualmente a sus poblaciones y siendo considerados de utilidad incluso por estamentos oficiales regionales-estatales y nacionales.
Las sociedades mestizas (bien sea mestizaje étnico, económico o los dos) pueden ofrecer servicios de atención en salud válidos y aceptables o pueden ofrecer servicios basados en sistemas originarios distorsionados, alterados, transformados, adulterados, degradados, etc. En este último caso, tanto la oferta como los que la hacen suelen ubicarse en entornos urbanos/suburbanos. El alejamiento de las fuentes tradicionales, la degradación social, la incidencia de la economía de mercado y los niveles de baja formación de curadores y clientes dan lugar a algunas de las escenas de salud callejera que se pueden observar, como ya hemos mencionado, en ciudades de India, Sri Lanka, Marruecos o Mesoamérica, por poner algunos ejemplos. Ocurre que tristemente, o afortunadamente (quién sabe), el “turista” ocasional occidental visitando esos países, sólo se suele topar con el citado entorno de salud tradicional (degradado). Nunca, o raras veces, con el otro, el de los grupos originarios, el que aún sigue sobre los carriles seguros de la tradición (o las tradiciones). La economía natural que hemos explicado se aplicaría a los sistemas de atención de entornos originarios (protegidos y mimados algunos, como la MTC, por el poder nacional). Los sistemas “caricatura” no son, a nuestro juicio, consecuencia de lo que pudiera llamarse genéricamente: “nivel de subdesarrollo de pueblos no occidentales” sino el resultado de la degradación social, humana, cultural y económica de todos los pueblos a los que el colonialismo primero y luego el capitalismo salvaje cortaron sus propios caminos de progreso y desarrollo basados en sus orientaciones tradicionales, seguras, sólidas, coherentes y eficaces. El “modelo” de economía natural que aquí comentamos en el entorno de salud tradicional y natural no podría aplicarse a tales “sistemas caricatura” por ser en sí mismos caóticos como el entorno social, urbano, económico y cultural en el que han florecido.

Señala Vinod: El Ayurveda es una ciencia de la vida y hay muchos más aspectos de ésta además del funcionamiento del cuerpo. El Ayurveda en su totalidad trata de la vida como un todo y la curación de los males y enfermedades es sólo una parte (Verma, 1993: 11).

En la Medicina Ayurvédica como en otros sistemas tradicionales y naturales se trabaja esencialmente la prevención. Ello lleva al ahorro en todos los sentidos. Para la mayoría de los médicos tradicionales y naturales la alimentación, el estilo de vida y los factores emocionales (alterados) son, si no las causas más importantes de las enfermedades, sí factores de gran influencia en el desarrollo, evolución o cura de las mismas. Allí donde es posible, y cuando lo es, la acción articulada en un plan individualizado, de alimentos, estilo de vida y emociones puede ser suficiente para revertir un proceso de desequilibrio. En otras ocasiones se combina con remedios, medicamentos naturales, etc.

Queremos destacar, en suma, que los planteamientos de las acciones terapéuticas en la Medicina ayurvédica, en la MTC o en las Medicinas Mexicanas se siguen haciendo dentro de la tradición (las tradiciones respectivas). Esos planteamientos tienen los rasgos que hemos explicado al hablar de la economía natural. No sólo pueden curar y colaborar al mantenimiento del equilibrio humanos-medio; también contemplan en los males individuales la implicación relativa de esos entornos (naturales, sociales y culturales) y la necesidad de incluir dicha idea en los planteamientos terapéuticos y las acciones correspondientes.

Francesco Di Ludovico (2010) en su trabajo sobre las características etnofarmacológicas de los remedios mesoamericanos resalta la estrecha relación existente (en las culturas locales) entre el medio físico (del que se extraen las plantas), las creencias, las tradiciones de los distintos pueblos y los propios remedios utilizados.

Los grupos originarios (al menos los que conozco) todavía tienen un relativo control sobre su destino; y aunque la penetración externa es lenta pero progresiva, mantienen la calma reforzándose y reforzando sus saberes a través de la convivencia diaria y también por medio de reuniones periódicas[6] en las que se exaltan los valores heredados, revalorizándose los saberes ancestrales ante los observadores externos y ante los jóvenes y niños de sus comunidades (continuadores en el futuro del trabajo de sus mayores, en el presente).

4. ALGUNOS EJEMPLOS DE SISTEMAS Y ATENCIONES NATURALES-TRADICIONALES EN LA SOCIEDAD OCCIDENTAL.

 Haremos una brevísima referencia a las llamadas “medicinas complementarias” occidentales.
 El Dr. Edward Bach, famoso bacteriólogo inglés del primer tercio del siglo XX, desarrolló un sistema de atención a partir de una visión del bienestar diferente de la oficial convencional utilizando elementos y materiales fáciles de obtener, sin sufrir procesos industriales (por lo tanto, no costosos) y sin registrar patentes (para que pudiera acceder cualquiera a su fabricación). El sistema de Bach se basa en el uso de determinadas tinturas (obtenidas de plantas), diluidas debidamente, para ayudar al “enfermo” a remontar lo que llamamos “estados de experiencia” negativos, insatisfactorios, etc. No es nuestra misión aquí discutir sobre el valor curativo de los remedios; y mucho menos hacerlo a la luz del positivismo científico (tomado como modelo). Nos interesan, como antropólogos, las referencias de vivencias y hechos de salud dentro de entornos culturales o socioculturales diferentes de los del sistema imperante, y también dentro de los entornos del sistema imperante. El sistema Bach entraría dentro de la llamada economía natural por articular al ser humano con sus vivencias y con el medio socionatural, alejándose del principio que rige la economía de mercado (lucro económico).

El Dr. Wilhelm Shüssler (1821-1898) consideró como base de su terapéutica la utilización (para el reequilibrio) de 12 sales fundamentales que se encuentran en la sangre y en los tejidos y que son denominadas: “agentes funcionales”. La producción y el uso de dichos medios entraría dentro de lo que hemos denominado economía natural.

El profesor Eric Marié (Universidad de Montpelier) señala que la MTC intenta devolver a la persona el equilibrio natural con el uso de medios no agresivos y no obtenidos a partir de costosos y complejos procesos de transformación.

5. FINAL.

Constatamos después de haber estudiado determinados sistemas de atención (no occidentales y occidentales) basados en las tradiciones locales y la naturaleza que la economía natural de la que hemos hablado es una característica más o menos presente en todos y que dicho modo difiere del modelo de la sociedad de mercado.

En sistemas de atención tradicional como la MTC o las MT Mesoamericanas forma parte de esa economía la participación de los aquejados, tanto en el proceso de recogida de información sobre sus dolencias como en el terapéutico (necesidad de implicación responsable). Las opiniones de los enfermos (narraciones de experiencias) forman parte importante de tales modos de organización (Arthur Kleinman). La asunción de dichos modos y principios por parte de terapeutas y sufrientes hace posible proponer y poner en marcha determinadas propuestas de solución (casi siempre individualizadas) sin priorizar la utilización/intervención de medios de diagnóstico tecnológicos provenientes de la cultura occidental convencional.

Antropológicamente hablando, cualquier sistema terapéutico, por el hecho de surgir dentro de una sociedad específica, tiene validez, al menos para los miembros de ese grupo. Esos modos de atender en salud se fabricaron de acuerdo a la organización, tradiciones, cosmovisión e identidad de cada grupo. La experiencia los fue moldeando haciéndolos más eficaces con el tiempo. Para entenderlos es necesario relacionarlos con el entorno social, físico, organizativo y cultural de las colectividades a las que representan. El análisis descontextualizado de tales sistemas de curación y atención o su comparación cualitativa con sistemas tomados como modelo/referencia es un acto poco inteligente, etnocentrista y poco ético. Los seres humanos explican con sus discursos el mundo y las cosas. Si A no lo explica como B, A no es menos que B, simplemente es diferente. Según estos principios, valoramos absolutamente la medicina occidental convencional y científica actual por haber surgido también en un grupo determinado, estando relacionada con la cultura, la historia, la organización y el modo de ver el mundo y las cosas (científico) de dicho grupo. En algunos grupos originarios me han referido que la ciencia puede compatibilizarse con la experiencia de las tradiciones no científicas. Miembros de etnias que conozco en Mesoamérica no están de acuerdo con los monopolios ni con las acciones interesadas de quienes la han impuesto (la medicina tecnológica) en distintos lugares del mundo donde funcionaban de manera eficaz y equilibrada sistemas ancestrales. Si tiene que haber cambios, señalan, son los miembros de los grupos quienes tienen que quererlos.

Creemos que los sistemas terapéuticos originales, surgidos del buen juicio y adaptados al marco sociocultural de cada colectividad, pueden compatibilizarse aprovechándose lo mejor y lo más útil de ellos de manera articulada e integrada. Tal vez ése sea un futuro inteligente y humano frente a la Cruzada y la estigmatización de lo diferente o de lo que no conviene a unos cuantos.

La armonización práctica de sistemas de atención interculturales podría ser un buen ejemplo de economía natural cara al tiempo que viene.

Agradecimiento especial a los médicos tradicionales oaxaqueños y asiáticos así como a los profesionales de salud natural de nuestra sociedad que nos han aportado sus opiniones e informaciones.

BIBLIOGRAFÍA
Aparicio, A. J.,
(2005). “La medicina tradicional como medicina ecocultural”. En: Gazeta de Antropología, nº 21 (ISSN 0214-6574). http://www.ugr.es/~pwlac/G21_10Alfonso_Aparicio_Mena.html
(2009) Cultura tradicional de salud y etnomedicina en Mesoamérica. Alberta (Canadá). Trafford Publishing.
Di Ludovico, F. (2009). Il Giardino dei due mondi. Roma. Aracne.
Kleinman, A. 1981. Patiens and Healers in a Context of Culture. University of California Press.
Verma, V. (1993). Ayurveda, la salud perfecta. Barcelona. Robin Book.



[1] dirigidas a los individuos o al grupo.
[2] no agresión.
[3] Considerado éste como algo más que puro ecosistema.
[4] Cosa que tuve que hacer durante mi estancia en Beijing estudiando un posgrado de MTC.
[5] Aunque todas lo están en mayor o menor grado.
[6] Como el caso de la Guelaguetza oaxaqueña (reunión anual indígena en la que se exponen aspectos de la vida y personalidad de los pueblos indígenas).

viernes, 4 de mayo de 2012

Informe Estado de las Parteras en el Mundo

  
Como complemento de nuestros artículos sobre la maternidad indígena, añadimos esta información recién recibida:
El año pasado, junto con otros 28 copartícipes, el UNFPA y la Confederación Internacional de Matronas, CIM publicaron por primera vez en la historia el informe Estado de las Parteras en el Mundo
He aquí el enlace enviado por Daniela Díez Echeverría por el que pueden acceder a la información correspondiente:

domingo, 29 de abril de 2012

Culturización de lo natural y bienestar: el bonsái.

(Textos y fotos: A.J. Aparicio Mena)

Se comenta que la naturaleza se hace cultura en el discurso. Cuando trasmitimos con la palabra lo que apreciamos con los sentidos estamos "creando el mundo". Otros dicen: "un duplicado del mundo". Trasladamos a los demás "realidades" vividas, experiencias vitales construidas en nuestra mente con el concurso de las ideas, las emociones, la información mecánica sensorial, la voluntad  y, tal vez, más cosas. Pues bien, existe un "arte", llamémoslo así, que representa muy bien lo que denominamos: culturización de la naturaleza. Es un arte de origen asiático pero ya intercultural por su mezcla-fusión con las culturas del planeta con las que ha contactado desde hace más de 30 años: el bonsái. Su definición: "árbol en maceta". Pero los árboles no crecen en las macetas por sí solos. Es necesario que alguien o algo traslade las semillas al recipiente, los esquejes o la propia planta (primera intervención). Después hay que conocer las reglas que rigen el bonsái como modelo definido desde hace siglos en las culturas china y japonesa para aplicar las técnicas de corte, poda, pinzado y alambrado de manera que el resultado se asemeje-aproxime a los estándares ideales del catálogo de modelos (segunda intervención). El bonsái es un arte comunicado mediante un lenguaje no verbal. Lo natural, lo estético, lo original se funden en la obra permitiendo entender a quien conoce las claves, lo que hemos querido expresar a través de nuestra creación. El que no conoce las claves de apreciación convencional fabricará en su mente, quién sabe, un producto muy personal (válido antropológicamente hablando para darnos idea de las capacidades humanas para "crear mundos" a través del discurso y de lo variados que esos mundos pueden ser).
Si no conocemos un idioma, podemos imaginarnos diferentes cosas al oir hablar a dos personas. Nos esforzaremos por reconocer sus gestos y todo aquello que pueda darnos pistas de lo que hablan. Sin entrar en profundidades, a nivel significativo convencional, las imágenes de bonsái que circulan en nuestro mundo occidental son simples pero aclaratorias: "árbol pequeño cultivado en un recipiente adaptado que muestra unas proporciones armónicas y una relación equilibrada entre sus partes (apreciación externa)". Con eso suele bastar al observador medio para "entender" lo que ve. Más información, más claves y, por consiguiente, más matices significativos para poder percibir; y placer (asociado). Y ahí queremos llegar: al placer (estético, sensorial, intelectual, creativo, etcétera). Placer es bienestar (así nos lo trasmiten quienes disfrutan observando el bonsái).
Preguntamos a Boris (estudiante de arquitectura y conocedor medio de este arte):
-¿Qué sientes delante de una obrita de estas?
-Me tranquiliza ver algo armonizado. Me produce bienestar.
María (conocedora media) expresa:
-Cuando miro un bonsái, es como si la vista se me hiciese pequeña. Poco a poco me meto en la imagen y disfruto de un mundo de fantasía.
Placer, paz, disfrute, vienen a ser imágenes repetidas por quienes "lo pasan bien" observando el bonsái.
Los antiguos empleados de la corte china solían llevar a su mesa de trabajo o tener cerca rocas y arbolitos de sus tierras natales. Con ello paliaban la nostalgia y la tristeza ocasionadas por el alejamiento de sus seres queridos y de sus paisajes de origen.
El estudio del bonsái desde la ciencia etnobotánica nos conduce a la categoría de "naturaleza o plantas para el bienestar". Los japoneses expresan sus convenciones muy relacionadas con su historia y sus características como pueblo. Sin embargo, existen en los observadores medios imágenes muy parecidas a las experadas por los "disfrutadores" no asiáticos: placer, paz, reequilibrio, armonía, ayuda para la concentración, para la meditación, para olvidarse de la presión de la vida cotidiana, etcétera.
Dentro de la clasificación (puramente didáctica) de observadores de bonsái (y centrándonos en nuestro ámbito occidental intercultural), existe, entre los "avanzados", un grupo que asocia al bonsái características "estético-espirituales" muy próximas a lo que pudiéramos llamar "realidad cuántica" capaz de interactuar modificando situaciones de desarmonía en el creador de dicho arte. Esto quiere decir que la simple proximidad al bonsái le aporta reequilibrio mejorando hechos de alteración tanto experienciales como funcionales y físicos. Los "avanzados" suelen conocer el "idioma" convencional original, trabajando en la creación de árboles especiales y disfrutando no sólo de la obra final (que nunca existe en bonsái ya que cada final es el inicio de una nueva serie de trasformaciones que lo llevan a otro final y así sucesivamente) sino también, y muy especialmente, del camino que les lleva a ella.
No existe el bonsái fuera del ámbito humano-cultural. En la naturaleza podemos encontrarnos árboles pequeños en espacios rocosos en los que las condiciones del medio han sido duras; pero sólo son eso, árboles pequeños que han tenido que acomodarse. Una roca no es una maceta. No se cumple la primera condición. El marco del medio ambiente natural no es un humano y no "conoce" los modelos originales asiáticos (no se cumple la segunda condición). Por último, tampoco esculpe, poda, corta y alambra como hacen los humanos (condición necesaria para realizar este arte). Ésta sería, pues, la tercea intervención, la técnica. Trabajamos con material vivo que tiene unas necesidades que hay que satisfacer: alimento, agua, luz suficiente, espacios aireados, etc. El bonsái tiene, pues, como ser vivo, un objetivo básico junto al estético y cultural: la supervivencia. Por ello, la mayoría de los trabajos técnicos y estéticos confluyen en esa banda imprecisa de lo vital y lo cultural, ambigüedad que  caracteriza este arte ancestral.
Como antropólogos, trasladamos contenidos comunicativos y culturales de otras sociedades a la nuestra. Interpretamos, más bien, siguiendo a Hans G. Gadamer. Pero lo hacemos teniendo en cuenta de forma prioritaria lo que los protagonistas de los objetos culturales estudiados nos relatan. De esta manera, creemos, trasmitimos los productos comunicativos y experienciales de otros, lo menos desvirtuados posible a nuestro medio sin explicar lo que no nos concierne (la parcela de la cultura ajena estudiada), cediendo ese derecho a quienes corresponde (los que experimentan y transforman las culturas de las que hablamos). La cosa cambia cuando nosotros mismos nos convertimos en experimentadores del objeto de estudio. También tenemos algo que decir. Yo lo llamo: el contraste que nos ayuda a entender, al menos un poco, los mensajes recibidos de los otros (incluidas sus vivencias).
En el caso del bonsái, el contraste con nuestra experiencia nos acerca a lo referido por los informantes: actividad placentera, lenta, que nos ayuda a desarrollar el arte de la paciencia y una favorecedora ralentización de la vivencia nerviosa en dicho trabajo. Ello se traduce por relax, tranquilidad, reposo de la mente, mejora de las funciones respiratoria y circulatoria, amén de otras cosas que se salen de la línea discursiva que seguimos (cuestiones relacionadas con la conciencia y el Quanto) y que tal vez otro día abordemos.
Un consejo: interésense por el bonsái. Es una actividad saludable, tanto para los seres vivos con los que se trata (vegetales, árboles) como para nosotros (humanos). Y no decimos nada si además se introducen en el estudio categorías animistas (propias de culturas tradicionales) como elementos de interacción cultural. Los resultados pueden ser sorprendentes (por lo menos, interesantes), ¡quién sabe qué nos podemos encontrar a través de la investigación!
He aquí algunos ejemplos:

Bosque de aligustres (Ligustrum Ludicum).

El bosque de olmos de la portada, en Otoño.

Detalle interior del bosque de olmos
 

martes, 24 de abril de 2012

Nueva publicación: La "limpia" en las etnomedicinas mesoamericanas.

Reseña escrita por Francesco Di Ludovico sobre la reciente publicación cuyo título figura arriba, de los autores: Alfonso J. Aparicio M. y Francesco Di Ludovico. Se trata de una revisión y ampliación de un capítulo del libro: Cultura tradicional de salud y etnomedicina en Mesoamérica publicado por el primero de los dos y que se puede ver en la sección de publicaciones de este blog. En esta nueva obra se han añadido aspectos que completan el tema a nivel teórico desde la etnobotánica, la etnofarmacología y la antropología médica,  mostrándose ejemplos de experiencia que lo complementan y lo intentan acercar comprensivamente al lector occidental, valorándose la práctica de la "limpia" como una de las prácticas de reequilibrio más importantes en las culturas tradicionales de salud mesoamericanas.


Para constituir al ser humano, según los nativos de Mesoamérica, además del cuerpo y la mente existe "algo más". Un "algo más" no fácil de definir desde el pensamiento occidental. Es lo que podríamos parafrasear como "espíritu dinámico", vibrante vitalidad a la que se le otorgan muchos nombres locales y abundantes explicaciones. Simplificando, de cómo las fuentes (escritas y orales) refieren, se trata de una especie de energía vital que es parte integrante de todo lo creado; por lo tanto, también del ser humano. No específica de la cosmovisión mesoamericana, esa "vibración energética" con otras imágenes discursivas está comunicada por la mayoría de los integrantes de los grupos originarios de todo el mundo. En esos contextos, concretamente en el mesoamericano, hablando de salud y enfermedad, esta última se ve surgida no sólo por causas orgánicas (somáticas) o funcionales (psíquicas), también "energéticas" . Según el diccionario, "limpiar" es "quitar la suciedad o defectos de algo". Cuando lo que se quita es visible, el resultado de "limpiar" es un hecho objetivo; cuando sin embargo, la alteración, el defecto, el bloqueo en la persona son "energéticos", la "limpia" se vuelve un acto de fe, un ritual físico a un paso de lo sagrado. Este ritual curador (reequilibrador, rearmonizador) proviene de antiguo, de cuando el hombre se veía constituido por algo más que por un cuerpo tamgible y  una mente sensible.

martes, 17 de abril de 2012

El tatuaje. Apunte antropológico.

Por: A.J. Aparicio M.

El tatuaje como producto cultural dentro de la sociedad occidental (SO) tiene connotaciones significativas diversas, relacionadas con las convenciones particulares de los individuos y los grupos sociales.
Dependiendo del acercamiento comprensivo elegido referiremos lo que entendemos por tatuaje de una forma u otra. Desde una óptica antropológica aplicada al bienestar consideramos que son los propios consumidores de ese producto cultural quienes han de darnos las explicaciones correspondientes. Los que hemos consultado relatan que para ellos tatuarse es un placer. Cada cual da sus explicaciones y basan el hacerse un tatuaje en razones diversas: recuerdos de experiencias, recuerdos de personas, ideas, pertenencia a un grupo o simplemente disfrute estético.
En nuestra sociedad (SO) se ha asociado frecuentemente el tatuaje a "culturas marginales". En otras sociedades (no occidentales) forma parte de tradiciones locales y costumbres ancestrales todavía vivas y con gran peso específico en la organización y vida de sus gentes (Japón, Polinesia, Borneo, Hawai,  algunas etnias amerindias, etcétera).
El placer que proporcionan al dueño de un tatuaje los dibujos y símbolos grabados en su piel tiene repercusiones positivas no sólo en su funcionamiento nervioso sino también en el proceso de construcción cultural y comunicativa de sí mismo. Si relacionamos la maquinaria nerviosa con los funcionamientos particulares del cuerpo y las interacciones sensoriales, y lo sumamos todo a las ideas obtendremos experiencias que, trasformadas en contenidos comunicables, darán información de lo que somos a quienes nos rodean. Algunos aficionados al tatuaje opinan que los símbolos y dibujos vienen a ser maneras de culturizarnos a nosotros mismos introduciendo en la "comunicación indirecta" de lo que somos (nuestra propia presencia ante los demás) elementos que varían relativamente el diseño ornamental externo dado por la naturaleza.
En la actualidad el tatuaje ha penetrado en todas las capas sociales consumiéndose indistintamente por jóvenes, no tan jóvenes, mujeres, hombres, ricos y no tan ricos. Son apreciados  y valorados los trabajos de artistas concretos cuyos diseños y realizaciones en el soporte de la piel van llenando ese campo de creación artística en auge.

Las imágenes que siguen son cortesía de "La barbería, 35", Álvar Aparicio T. Salamanca.








domingo, 4 de marzo de 2012

PERSONAS Y EXPERIENCIAS (II)/People and Experiences. Entrevista/Interview a Francesco Di Ludovico

(Historias de vida, encuentros, entrevistas, opiniones)

Por:  A. J. Aparicio Mena.

(Queda prohibida la reproducción total o parcial de texto y fotos sin el consentimiento de sus autores o del Blog).

Unas palabras previas.

Continuamos este espacio de entrevistas, relatos/referencias de experiencia, historias de vida y comunicaciones en torno a la vivencia/las vivencias del bienestar, entendido éste como un contexto experiencial amplio capaz de tomar formas muy diversas en la comunicación. Otra de esas formas nos la trae nuestro nuevo invitado a través de la entrevista que más abajo reproducimos.

 


Francesco Di Ludovico es un médico italiano, graduado, con máxima calificación, en Medicina y Cirugía por la Universidad politécnica de las Marcas –Ancona, Italia.
Ha continuado su formación asistendo a Clínicas médicas de Neurología y de Endocrinología inclusive una particular de Nefro-urología en Barcelona –España–, ampliadola con cursos y maestrías sobre asuntos de fitoterapia y nutrición. Después de asistir en el Museo Nacional de Antropología y en la Biblioteca del Instituto INAH de México D.F. para el estudio de textos sobre la etnofarmacología y medicina tradicional autóctonas, y colaborando con la Universidad nacional de México UNAM, ha reunido sus conocimientos etnobotánicos y de antropología médica en el libro «Il Giardino dei due mondi» –2009, Aracne Ed. Es miembro de la sociedad S.i.fit. (Società italiana di Fitoterapia  Sociedad italiana de Fitoterapia).
Actualmente trabaja como médico en las Termas de Saturnia –región de Toscana, Italia–; da clases médico-científicas en cursos profesionales y de asociaciones, y ponencias académicas y magistrales en temas de fitoterapia clínica en ocasión de maestrias: en la UNAM es ponente sobre temas de herbolaria científicamente validada. Tiene activamente parte en muchos congresos nacionales e internacionales en asuntos sobre todo de etnomedicina y fitoterapia, y redactando artículos sobre herbolaria y estress oxidativo en revistas científicas y periodisticas divulgadoras.
F. Di Ludovico es miembro de AIBR (Antropólogos Iberoamericanos en Red).
Dos nuevos libros (en colaboración con A.J. Aparicio Mena) saldrán en breve, también publicados por Aracne Ediciones:
"LE PIANTE DEGLI DÈI. L´uso sacro degli allucinogeni vegetalli", y:
"ASPECTOS DE ETNOMEDICINA EN MÉXICO Y CASTILLA-LEÓN
(La medicina de los códices Florentino y De la Cruz. La influencia castellanoleonesa posconquista)".


Algunos de sus trabajos están publicados en este blog, así como reseñas de sus obras en el apartado de publicaciones. Personalmente opino que el Dr. Di Ludovico no sólo es un investigador y pensador inteligente e innovador; también es una gran persona, sensible y humano, dispuesto a escuchar y a apoyar con sus palabras en momentos difíciles. Lo digo por experiencia y con agradecimiento. Desde hace un tiempo tengo el honor de trabajar en algunos temas de investigación con él y de sus reflexiones y análisis he aprendido cosas interesantes e importantes. Le agradezco, pues, la colaboración para este espacio.


LA EXPERIENCIA DEL BIENESTAR EN ESPACIOS HUMANOS Y CULTURALES DIFERENTES.


(P) Usted conoce culturas y sociedades distintas. Hablando en general, ¿en qué cree que se diferencian las concepciones de bienestar de grupos tradicionales como los mesoamericanos y de grupos de cultura occidental convencional (de Europa, Norteamérica, etc.)?


-La concepción de bienestar no es absoluta, dependiendo su valor significante del sujeto que lo vive y del marco cultural en que se desarrolla. De hecho, en la sociedad occidental convencional se dio desde la lejana visión hipocrática suma importancia a lo corporal, mientras psique y naturaleza han sido relegados en ámbitos distintos, siendo la primera algo de no directamente influyente sobre la parte somática (concepto anatómico corroborado durante muchos siglos, hasta la filosofía cartesiana) y la Naturaleza un dono divino inescrutable. Sólo últimamente se está dando, con creciente interés, valor a la objetiva importancia de los eventos psíquicos sobre el concepto de bienestar, concluyendo que él no es tanto un buen estado corporal cuanto pisco-físico.


Los grupos tradicionales, específicamente los mesoamericanos, nunca abandonaron la importancia de la mente y su influencia sobre la parte corporal. Además, para definir la concepción de bienestar implican otros elementos: lo social, lo afectivo, lo religioso, lo natural. Para "estar bien", entonces, el hombre tendría que tener un equilibrio en las relaciones sociales (serenas pero no estáticas), en la afectividad caracterizada por un amor no excesivo, en la religiosidad no ciega sino crítica, en la relación de explotación respetuosa e inteligente de la naturaleza.


(P) ¿Qué relaciones ve usted entre la definición de salud de la OMS y las de las gentes originarias de México, por ejemplo?


 -La última definición de "salud" por la OMS tiene en cuenta la importancia de elementos no directamente corporales. Acercándose a lo que los amerindios han declarado desde que se conoce su filosofía, le falta sin embargo esos principios sutiles que según la cosmovisión  amerindia ligan la parte somática a la psique, a los ámbitos ecológicos (humanos, terrestres, celestiales) hasta involucrar el espíritu y entidades anímicas aún más inefables. Pero esto va más allá de los confines perceptibles, peligrosamente acercándose, pues, a una intimista religiosidad.


(P) Valore usted las influencias (positivas/negativas) de las interacciones físicas, sociales y culturales de las personas de cultura matriz occidental en sus vivencias de bienestar.


-El afán, la realización, el individualismo y parecidos tapan los ojos, cierran el corazón, bloquean el espíritu. Necesitamos amarnos nosotros mismos para amar los demás, a la naturaleza para aprender que a largo plazo conviene respetarla. Necesitamos enfrentarnos culturalmente, tomando y dando ideas, enriqueciendo nuestro saber en el que antes de descartar algo le demos el justo valor.


(P) En su relación con la gente, en el trabajo de usted, ¿qué papel ve que juegan las emociones en la experiencia de bienestar de las personas que observa?


-Al parecer, lo emocional surge de la conciencia; es algo que no es fácil definir. Depende de factores extrínsecos que sin embargo influyen totalmente en las respuestas corporales. La relación pisco-neuro-endocrino-inmunológico es de hecho comprobado: tristeza o estrés son advertidos entonces tanto a nivel psíquico repercutiendo a nivel físico. El ventajoso efecto (aunque placebo) de las emociones positivas  no puede permitirnos dejar de darle importancia.


Que las personas empiecen a amarse a si mismas, que sepan que alguien (algo) las ama de verdad, que el amor verdadero cura. Las personas se acercarán a un bienestar creciente.


(P) Comparando dos casos que usted haya estudiado, conocido u observado, de sociedades distintas como las mesoamericanas y la italiana, por ejemplo, ¿qué nivel de lo que pudiéramos llamar tensión-sufrimiento existencial ha detectado en cada uno? Si encuentra diferencia significativa, ¿por qué cree que se da?

-Cuando se habla de "tensión" no puedo no advertir la fuerza semántica de la palabra. Es antes que todo presuponerse una finalidad e imaginar el camino "tenso" que nos lleva allí. Es el hecho que lo imaginamos "tenso" que vuelve así el camino; en verdad no es obvio que así sea. Por lo tanto, ya que la cosmovisión mesoamericana no deja de subrayar la importancia de la fatalidad (las finalidades existen, pero si Dios quiere otra cosa tenemos que serenamente confiar en su voluntad, aunque no pasivamente), el manejo de la existencia se vuelve un camino sereno. Cuando faltan la creencia en los verdaderos valores y la aceptación de un designio superior, es en ese momento que el hombre empieza a ver vacilantes los acontecimientos: instables, ya no más en poder de sus manos. Esto da origen a su sufrimiento.


(P) ¿El mundo de creencias en personas de su entorno (conocidas por usted) influye (positivamente/negativamente) en la experiencia de bienestar de ellas?


 -Creer es activar deliberadamente nuestra mente; es elegir un estímulo externo y aceptarlo en nuestra conciencia. Surgen del mundo, las interiorizamos. Las creencias se radican en fin hasta como reglas. Dogmáticas, las creencias no pueden hacer otra cosa que influir, ya que constituyen filtro e interpretación de lo que llega desde el exterior.


(P) ¿Qué papel cree usted que juega la información (significado amplio y complejo) en la concepción y vivencia del bienestar aquí y allá?


-Informar es etimológicamente "dar la forma"; es pues referir oralmente una noticia que tiene el poder de volverse práctica, de "formalizarla" en la conciencia del interlocutor, de otorgar por fin una "forma" a sus emociones que le surgen de consecuencia. Así que informar de algo a una persona significa entregarle el poder de modificar sus concepciones, relativizándoselas. Su bienestar mismo será plasmado por eso.


(P) Don Ramón de Campoamor, poeta español (1817-1901), escribió en su obra Fábulas, de 1842: Y en este mundo traidor//nada es verdad ni es mentira//todo es según el color//del cristal con que se mira. ¿Cree usted que lo que llamamos realidad tiene algo que ver con los análisis y propuestas de realidades que hacen algunos físicos cuánticos como David Bohm? ¿Opina usted que como observadores de nuestro entorno y de nosotros mismos influimos de manera decisiva en lo que nos acontece, incluso si llega de fuera de nosotros?


-Somos lo que comemos; somos lo que pensamos. La física de lo macroscópico y visible, clásica y comprobada, nos explica los fenómenos biológicos con una coherencia indiscutible y dogmática; la de lo microscópico relativiza todo y nos deja perplejos. Las paradojas están presentes en cada rincón. La realidad según la visión cuántica parece ser auto-realizante, así que nosotros mismos nos volveríamos artífices de nuestro bienestar con el sólo quererlo. Esto corrobora cómo, internamente, la voluntad y, externamente, las influencias pueden ser decisivas en la construcción del todo, así que del bienestar también.


(P) ¿Qué aconsejaría de lo que conoce usted de grupos originarios a la gente de nuestra sociedad-tipo europea para disminuir el estrés y vivir con un poco más de tranquilidad y esperanza?


-El Ahora y el Amor.


Ahora: sin retrasos, sin ansiosas esperanzas; aceptar con pasiva fatalidad, mas con activa voluntad; que el pasado sirva para mejorar y el futuro para seguir haciéndolo; disfrutando del momento, desvaneciendo inútiles futuras preocupaciones y malos recuerdos ya pasados, comprendiendo pues que somos "aquí-y-ahora" y nada más. La vana esperanza se volverá la felicidad actual; la tensión, algo que no tendrá caso de existir; la fatalidad, la sabia voluntad de Dios; el resultado será obtener una serenidad extática.


Amor en cualquier sentido, sin retórica, sin definiciones estrictas; un Amor que tenga la "a" mayúscula, cuyo significado corresponda a su finalidad, un Amor pues que cure, que eleve, que nos haga conocer a Dios, que nos permita comprender finalmente que el bienestar de los demás es el nuestro también.