Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.

Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)

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SEGUNDA ETAPA

lunes, 11 de junio de 2012

"Le piante degli dèi. L’uso sacro degli allucinogeni vegetali".

Nuevo libro de: Francesco Di Ludovico & Alfonso J. Aparicio Mena.
La portada es de Álvar Aparicio Tejido.
Editora: Aracne (Roma).
Junio, 2012.


A modo de presentación.
Por Francesco Di Ludovico.

Más allá de los sentidos y más allá de los lugares, más allá de lo real y más allá de lo soñado, más allá de la suerte y más allá de la vida, más allá del ahora y más allá de la muerte.
Que tú creas por ser creyente o que sientas por ser ateo, que no te importe el sentido de tu existencia o que estés tan seguro de la supuesta verdad, no hay duda (aunque subjetiva) de que hay algo, un "algo más" en esta vida. Un algo más esencial pero imperceptible; algo más que es bueno y malo a la vez; un algo más que a pesar de nuestro ególatra esfuerzo hace aparente nuestra realidad, volviéndola así intolerablemente insignificante o inesperadamente fascinante.

Un algo más que por lo tanto puede ser incomodo e irritante, intangible (no porque no se advierta sino porque en verdad no queremos verlo), un algo más que nos hace caer en una paradójica trampa (en un vórtice ascendente o descendiente, según nuestro deseo), un algo más que por nuestra condición humana es más fácil de rechazar, odiar o estigmatizar. Es, de hecho, un algo más que no te permite dormir en paz si te preguntas quien eres y por qué viniste a este mundo.
Queremos sin embargo dejar a un lado las cuestiones retóricas y meramente filosóficas que podrían, quizá, ayudarnos a contestar a tales preguntas. Dejamos que sea el lector quien se dé respuestas a sí mismo. Dejamos que sea él quien dé sentido a la subjetiva concepción de conciencia, realidad y divinidad. Dejaremos que hablen las plantas sagradas, ese espíritu que vive en todas cosas y que su voz sublime salga de los sabios de los usuarios, para que regalen sus inefables y visionarias palabras al mundo aparentemente tangible trasladándolas en términos forzosamente humanos. Nos dejaremos tomar la mano por esas plantas, como si fueran niños castos y sinceros, y dejaremos salir también al niño que de vez en cuando se asoma tímidamente (según que se lo permitimos) desde nuestro interior de adultos.
Plantas sagradas que nos gusta llamar "enteógenas" pues de ellas surge lo Divino, sacando también lo divino que está en nosotros mismos. Nos daremos cuenta de que ese algo más lo podremos hacer coincidir con la conciencia o con el espíritu, tal vez con Dios y por fin con el Amor.

Y las plantas sagradas nos acercarán a un sentido de la realidad completamente nuevo, a un sentido que finalmente romperá los vínculos estrechos de lo aplastantemente común, homologado, obvio, exento de críticas, pasivamente aceptado. Con la unión mística y la muerte del Yo, que el uso correcto de los enteógenos permite, el ser humano comprenderá que es indisoluble parte del Todo y que tiene una naturaleza sagrada. El algo más se despojará de sus vestidos miserables y lucirá todo su espendor. El más allá se presentará finalmente como el amor. Un amor simple y puro; un amor incondicional, un amor a pesar de todo, única verdad. Todo lo demás se revelará como mera ilusión. Un amor que por fin se manifestará como el verdadero tesoro del sabio, donde el tesoro es velado y evidente, lejano y cercano, en el más allá y dentro de nosotros; y donde el sabio es sólo quién ve más allá y es capaz de valorar esta visión. Así que cuando el ser humano comprenda que la sabiduría genuina procede de lo sencillo y transparente, empezará a amarse a si mismo y a las cosas buenas y conocerá lo que se perdió y el amor que pudo dar y lo que no recibió...
Comprenderá finalmente que la divinidad está en él, y será consciente de las joyas que podrá donar a los demás y a sí mismo. Y valdrá la pena decir: el amor todo lo gana y lo esencial es invisible a los ojos.
Plantas sagradas: un pretexto natural para conocernos a nosotros mismos y lo maravillosos que somos.

La presentación que figura en el libro corre a cargo del Dr. Marco Biagi* de la Universidad "degli studi" de Siena.

All’inizio del mio percorso di studio sulle sostanze naturali,
più volte mi sono sentito dire che «le piante medicinali non sono uno
scrigno chiuso e misterioso, ma un contenitore aperto ricco di principi
attivi». Ciò che fa la differenza è possedere la chiave e, ancora di più,
saper riconoscere i tesori contenuti nello scrigno.
Gli Autori di questo libro ci accompagnano in uno scenario
quasi del tutto inesplorato, quello delle piante e dei funghi ad azione
allucinogena. Guidandoci con competenza a nuove scoperte e stimolando
continuamente la riflessione del Lettore, il testo va decisamente
oltre l’aspetto terapeutico delle sostanze descritte e ci introduce in
una profonda analisi etnobotanica ed antropologica, storica e mitologica,
filosofica e religiosa di popolazioni non solo mesoamericane.
Supportato col lavoro demologico sul campo del Dott. Alfonso Julio
Aparicio Mena, l’equilibrio derivante tra la sezione antropologica, etnobotanica
e farmacologica forma un complesso di rara amabilità.
L’argomento è originale soprattutto perché tale è l’approccio
degli Autori nei riguardi di sostanze psicoattive, considerate in un
contesto culturale in cui la “percezione allargata” e la “visione” rappresentano
un mezzo che individui preparati e predisposti conoscono
e utilizzano per curare, aiutare e unire la comunità.
Come docente del Master di II livello in Fitoterapia dell’Università
degli Studi di Siena, ho avuto l’onore e la fortuna di osservare
i progressi dell’indagine del Dottor Francesco Di Ludovico sulle
piante e i funghi descritti nel testo e non posso non sottolineare come
Francesco sia l’esempio dello studioso contemporaneamente «classico
e romantico» —per dirla alla Robert M. Pirsig—, che unisce il suo
rigore di medico alla passione per l’etnobotanica.
Le piante medicinali, d’altra parte, non possono essere studiate
in modo asettico e in maniera meccanica, perché la loro inestimabi
le ricchezza risiede proprio nella complessità, nella sinergia tra i
componenti di un fitocomplesso, nella modulazione di diversi bersagli
biologici, nella capacità di attivare dei costituenti o mitigarne la
tossicità.
Qui gli Autori ci forniscono interessantissimi input di ricerca
su specie botaniche tristemente conosciute solo per il loro utilizzo edonistico
e come “smart drugs”, che dimostrano invece di possedere
attività biologiche non ordinarie, molte delle quali ancora tutte da
studiare.
Ecco, allora, che la conoscenza, la ricerca e lo spirito di osservazione
sono la chiave e la mappa che permettono di inserirsi nell’affascinante
mondo dell’etnofarmacologia e della fitoterapia, valorizzando
uno strumento terapeutico ancora oggi di primissimo piano.


*Marco Biagi Ph.D.
U.O. di Biologia Farmaceutica
Dip. Scienze Ambientali
Università degli Studi di Siena