En la sociedad occidental, la realidad muestra que existen diferentes opiniones sobre las culturas ancestrales aún vivas, tanto entre la gente de a pie como entre los políticos, expertos y representantes de las ciencias. Algunos tachan de primitivas, inferiores o exóticas a culturas originarias, situadas en desventaja con respecto a la occidental (dominante). Esto, ¿por qué? Pues porque se consideran las tradiciones de estos pueblos lejos del pensamientos científico y del “verdadero” progreso.
Para los Harakmbet del Amazonas existe un pensamiento simbólico, espiritual que conecta a los Topakaeri (chamanes) con mundos subjetivos en los que encuentran respuesta a interrogantes diversos. Los Mapuche (Araucanos) sudamericanos tiene concepciones místicas del espacio y de la existencia dentro de lo cotidiano. En la tradición china podemos hallar un pensamiento analógico, simbólico y pragmático. Todos estos pensamientos han sido forjados desde la evolución de sus individualidades culturales. Forman parte necesaria del cuerpo cultural de sus pueblos, de igual manera que el brazo es parte necesaria del cuerpo físico. La eliminación de estos elementos “primitivos”, “poco racionales” y “nada científicos” supondría la mutilación de ese cuerpo cultural.Acceso al artículo completo:
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