Texto: A. J. Aparicio Mena.
Imágenes: Anthropologia Mundi
Bosque bonsái de Piceas
Introducción.
Exponemos a continuación un nuevo artículo sobre la experiencia del bonsái y su relación con el bienestar (en sentido amplio). Se trata de una etnografía a través de la que tratamos de acercarnos a la vivencia del bonsái como un hecho de interacción especial de los aficionados y dedicados a este arte o actividad natural-creativa, arte naturalista originario de China y Japón convertido en práctica intercultural en la actualidad después de haberse encontrado con otras culturas a lo largo y ancho del mundo.
Bonsái y arte bonsái.
Se suele definir el bonsái como un árbol "entrenado" en maceta. Habría que añadir y explicar que ese "entrenamiento" se lleva a cabo a través de acciones específicas sobre la planta, siguiendo el modelo formal (estándar) elegido para ella..
El término "entrenamiento" también tiene otras lecturas en ese contexto. Una de ellas lo asocia al "comportamiento" de la planta en relación con las funciones de nutrición, relación y reproducción. Así, se "entrena" un bonsái para que se acomode a una manera de alimenarse, aportándosele los nutrientes necesarios desde el exterior del habitáculo de las raíces. Se "entrena" al bonsái ubicándolo en el lugar más idóneo para él (a consideración de su cuidador) con el fin de que sus interacciones con el medio circundante sean satisfactorias para la planta. En este sentido, como no le podemos preguntar directamente a él sobre su experiencia, interpretamos (etnobotánica) que si el árbol luce sus mejores galas hemos acertado en su posicionamiento en el espacio. Se "entrena" o se puede entrenar la planta para que dé fruto, si así lo deseamos, a través de una nutrición especial o a través de determinadas intervenciones sobre ella. Podemos reproducir por semilla, por esqueje...
Hasta aquí una visión más o menos biologista del estándar internacional de bonsái.
Pero, ¿cómo enfoca el asunto un antropólogo teniendo en cuanta que el bónsái, además de con la naturaleza, tiene que ver con la cultura y con la creación artística?
En primer lugar, reconociendo que se trata de un arte cuyas características tienen relación con su contexto sociocultural originario (asiático). La información asociada a la planta y a la práctica responde a simbolismos locales. Hemos de bucear, conocer o interactuar en/con ese contexto (físico, social y cultural) para aproximarnos a su comprensión (ya que no somos de allí). Las prácticas interculturales, a) pueden seguir las líneas definidas en la tradición originaria; b) pueden ser acciones mixtas, resultantes del encuentro entre culturas. Sobre esto se ha escrito y se discute: ¿Se debe adaptar el arte oriental a los lugares y tradiciones donde se practica?, ¿Pueden considerarse culturas autóctonas del arte bonsái? Desde un punto de vista antropológico reconocemos las realidades culturales que se dan alrededor de la práctica bonsái sin establecer valoraciones cualitativas entre ellas. Pero reiteramos que el arte bonsái es originario de Asia, donde se estandarizó alrededor de unas claves, maneras, interpretaciones y modelos. Reconocemos que fuera de su contexto originario se transformó, modificó y adaptó a la mentalidad, cultura y filosofía de otras gentes.
El presente artículo se centra en prácticas interculturales (fuera del contexto originario) tratando de seguir líneas de las escuelas japonesas clásicas. Buscamos referencias de experiencia y luego contrastamos unas y otras con las del propio investigador como observador participante. Queremos saber sobre las interacciones y experiencias de los aficionados y cuidadores en el contexto de esa práctica.
Las vivencias de los bonsaístas.
A lo largo de 18 años enseñando y conviviendo en reuniones semanales con aficionados hemos escuchado muchos testimonios. De la amplia variedad de referencias y opiniones oídas y registradas extraemos un factor común: la experiencia del bonsái es placentera y beneficiosa para la persona en todos los sentidos: desestresa, enseña a ser paciente, ayuda a despojarse de las "cadenas" que impiden relacionarse con los demás, hace sentir bien físicamente, facilita el conocimiento de la naturaleza, anima a descubrir la Gran Naturaleza, conciencia de la necesidad de proteger el Medio Ambiente, activa la sensibilidad artística...
Y ¿qué "dicen" los bonsáis de sus interacciones con los humanos?
Decir en sí, no dicen nada pero los aficionados señalan que existen muchas formas de "diálogo" y que cada uno a su manera sabe cómo se "expresa" su árbol en relación a los cuidados proporcionados. Todos coinciden en que un bonsái que se muestra exhuberante, con buen color, con brillo, jugoso, pletórico, sin muestras de enfermedad, es un árbol feliz, un árbol alegre, un árbol risueño y contento. El aficionado al bonsái no tiene una mirada fría, positiva, únicamente científica o mecánica sobre ese tipo de árboles. Su visión es personal y experiencial, llena de matices de ideas y asociada a sensaciones variadas. Para algunos se trata de vivencias "mágicas". Todos miman a sus plantas y, sabiendo lo que a ellas les gusta, hacen todo lo posible por dárselo, porque luzcan bellas y sanas. Sin embargo, no siempre se consigue eso. Hay aficionados torpes, negligentes, demasiado arriesgados o mal formados que acaban haciendo algo mal llegando este daño, como el impulso que empuja las fichas de dominó alineadas de pie, a través del proceso de atención, al árbol, a partes de éste o a su "corazón", con resultados fatales.
Para quienes conozco, llevando años de cuidado y atención a sus árboles, la responsabilidad es algo absolutamente necesario: no hacer cosas sin saber o sin estar seguros de los resultados. En esta actividad hay que ser prudentes. De ahí la necesidad de cultivar la paciencia. Hay que saber esperar. Hay que llegar a entender que primero es el árbol, luego nuestros deseos. "Debes dejar también al árbol iniciativa", "Debes dejarte guiar muchas veces por él, escucharle y hacerle caso". "Árbol y cuidador deben fundirse en el momento del cuidado".
Para muchos, la realidad llamada objetiva, supuestamente representada por la ciencia positiva sólo es una realidad más en el infinito mar de las realidades vividas, interpretadas y trasladadas en los discursos. La ciencia biológica es, como toda la ciencia en general, una convención cultural extendida y aceptada por la generalidad de los humanos del planeta. pero no es la única (convención). Existen y sobreviven del pasado otras convenciones culturales y tradiciones distintas de la científica. Convenciones que explican a su manera el mundo y las cosas. Como antropólogos valoramos todas las convenciones humanas y las consideramos de igual rango. No admitimos la superioridad de una sobre el resto. No admitimos el etnocentrismo. No admitimos el colonialismo cultural e ideológico. Todas sirven, en primer lugar, a los miembros de sus grupos y, en segundo lugar, a cualquiera que las adopte directamente o a través del vehículo de la interculturalidad.
En el pasado, las interacciones de otros humanos (asiáticos) con el bonsái generaban experiencias de bienestar explicables en convenciones que admitían lo intangible y el amplio mundo de las creencias y los simbolismos locales concursando en el devenir cotidiano de personas y grupos. Muchos de esos aspectos de realidad, entendidos como "materia no sensorial" los estudian algunos filósofos de la física de partículas subatómicas. Éstos y los antropólogos se acercan en la manera de aproximar comprensivamente a la mente del occidental realidades experienciales y vivenciales no abordadas por el positivismo. Esta complejidad, al menos entendida como una hipótesis, muchas veces se expresa con la mayor sencillez cuando alguien te dice que sólo tiene que situarse entre sus bonsáis para empezar a sentir un "cosquilleo" interior yendo de la persona a los árboles y de éstos a la persona, despejando al instante su cabeza y mejorándolo de alteraciones funcionales y estructurales.
¿Qué puede decir el antropólogo de todo esto? El antropólogo no da explicaciones a las experiencias de otros, o no debe hacerlo. Eso le corresponde al protagonista de la cultura estudiada. Tan solo toma nota, las registra, las contrasta con otras y con las suyas propias planteando cuestiones y concluyendo en que hay tantas explicaciones del mundo y las cosas como experiencias de ellos se tengan. Huimos así de las generalizaciones, de las estandarizaciones, de los paradigmas y de la "estigmatización" del positivismo o de los dogmatismos religiosos. ¿Nos acercamos tal vez a lo que Karl Pribram o David Bohm (investigador del cerebro y físico respectivamente) han señalado: todo es en sí y por sí pudiendo aparecer de diversas maneras?
¿Es, o puede ser el bonsái un intermediario vegetal entre "realidades" experienciales ancestrales y actuales?, ¿Pueden las interacciones con ellos devolvernos aspectos del bienestar y del equilibrio difícilmente obtenibles por otros medios?, ¿Qué experiencias obtienen los monjes Zen que cuidan con absoluto esmero uno o a lo sumo dos árboles pequeños a lo largo de su vida?, ¿Podrían estos árboles especiales "enseñarnos" a entender a los grandes de las grandes selvas?
Nuestros aficionados, algunos después de 15 años practicando este arte, concluyen subrayando que el placer y el bienestar de la experiencia con el bonsái van más allá de la estética. Muchas veces se parecen a lo vivido en los sueños, "esas realidades a las que cada día nos asomamos y de las que tan poco sabemos".
Un agradecimiento a los miembros de la Asociación Bonsái "Alta Meseta" de Palencia.
"MATERIA, SALUS ET VITA NATURA SUNT" Lo que decimos que vemos, ¿es una realidad creada por la palabra? El pasado es información. El futuro, en cuanto posibilidad de ser ideado, también. El presente es imposible fijarlo. Muchos afirman que el tiempo no existe, que todo se reduce a datos circulando. Nosotros mismos podríamos ser simplemente eso, información manejando información. Y la materia, la salud y la naturaleza, más de lo mismo.
Los seres humanos creamos culturas. Observamos, pensamos, imaginamos, obramos, comunicamos nuestras experiencias... Somos variados. Construimos nuestra "realidad". Fabricamos opiniones y maneras distintas de narrar nuestras vivencias. Este espacio expone estudios y trabajos del campo de la antropología del bienestar y la salud así como de la antropología de la naturaleza, sus componentes y sus leyes mostrando diversas concepciones y acciones que en esos terrenos se pueden dar y llevar a cabo en las culturas y sociedades del mundo.
Foto: "Águila peleando con serpiente". Tatuaje clásico del artista: Alvar Mena (La barbería tatuajes. Salamanca)
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SEGUNDA ETAPA